03 febrero 2008

Mad Men

A priori esta serie pasaría totalmente desapercibida si no fuera porque acaba de ganar un Globo de Oro al mejor drama. Mad Men es una apuesta nada convencional de la cadena de cable AMC, y lo es porque la historia está ambientada en los 60 y porque no se trata de un drama al uso, de inquietantes conflictos, o largos misterios. Esto va de un grupo de hombres, llamados "mad men" que en la década de los 60 se habían adueñado de Nueva York. Trabajaban en las grandes compañías de publicidad de Madison Avenue (de ahí el apodo) y utilizaban su talento, su ingenio y su sentido común para vender cualquier producto o cosa susceptible de ser comprada. Ellos contribuían a esculpir la sociedad de consumo que todos conocemos, creando necesidades ilusorias y promoviendo formas de vida perfectas.



Y contar esto, a través de la mirada de quienes no son perfectos, es maravilloso. Mad men nos cuenta qué siente esa mujer que sale en una página entera de la revista Life sacando un suculento pastel de su nuevo horno General Electric, ese que promete que le cambiará la vida.


El protagonista es Don Draper (Jon Hamm), el director creativo de la agencia Sterling Cooper, un hombre que parece que lo tiene todo, pero que es completamente infeliz. Vive en un precioso chalet en el extraradio con su esposa y sus dos hijos. Lo acompaña en la agencia su Rat pack, un montón de niñatos con ganas de comerse el mundo, que tienen que lidiar constantemente contra aquello que sienten y aquello que se supone que deberían sentir.


Los guiones son realmente magníficos, ésta es una serie de personajes, y cada uno de ellos tiene tantos matices que cualquier decisión y cualquier comportamiento siempre resultan imprevisibles. Pero lo que te pone los pelos de punta es la brillantez de su puesta en escena. Mad Men tiene los mejores encuadres que he visto yo en una serie de televisión. Planos estáticos, contrapicados, personajes constantemente de espaldas, forman un trabajo puramente pictórico que está todo el rato en función de la historia. Y además, hay un complemento maravilloso y es la desmedida pasión de sus autores por uno de los grandes pintores americanos del siglo veinte: Edward Hopper.

La pintura de Edward Hopper ha servido de inspiración para cientos de películas, pero en este caso, la serie plantea exactamente la misma visión que tenía el pintor sobre el cambio en la sociedad de principio de los 40. En ambos casos coinciden las mismas ideas. La calma aparente y la soledad involuntaria.

Room in New York 1932

Mad men es una serie sobre el miedo al cambio, el cambio a una época en que los hombres y las mujeres podrán elegir aquello que les haga felices.

Y encima la banda sonora es deliciosa. El final del piloto reúne uno de los planos más estremecedores de la serie con una canción de My fair lady "The Street Where You Live". Y si todo esto no les parece suficiente no se pierdan la intro, que es una verdadera joya.



1 comentario:

LUIH dijo...

Esperando fervientemente a que mi novia termine los examenes para poder ponernos con esta serie a piñon. De momento he tenido que bajar el ritmo porque disfruto más de las series viéndolas con ella...pero tengo tantas ganas de ver esta que no se si aguantaré...