27 diciembre 2007

Fama

Que los casting son lo mejor de los realities es algo que a nadie se le escapa. Y está claro que la eficacia de uno no implica el éxito del otro. Lo que no se puede hacer es pretender que cualquier casting sea válido. Una cosa es cantar -hacerlo muy mal o muy bien siempre es un espectáculo- y otra cosa es intentar ser gracioso. Que un tío pretenda ser cómico y no lo sea no tiene ni puta gracia.

Los únicos casting válidos son los que buscan condiciones privilegiadas, es decir, saber cantar, saber bailar o medir un metro ochenta y ser preciosa. No hay más.

Ver gente estúpida y mediocre soltar gilipolleces no es divertido. No creo que haya nada más aburrido que un casting de Gran Hermano. El casting tiene que ser serio. Para que haga gracia, el participante tiene que creer que tiene talento.

Este martes empezó Fama ¡A bailar! en Cuatro, tuvo un 5% de share. Al día siguiente hizo un 7%. No creo que suba, pero lo que está claro es que sus incondicioanles lo seremos para siempre.

Fama tiene muchas cosas buenas. Por un lado suena música de verdad. No hay copla ni Bisbal. No hay lugar para mucho intrusismo. El que no tiene voz nunca va a poder cantar bien por más que aprenda. En cambio el bailarín se hace con trabajo. Uno no nace bailando. Así que la mayoría son bailarines profesionales. Pero luego están los otros, esos que han aprendido en casa, frente al espejo. Y esto es maravilloso. Porque el rollo Flashdance es total. No solo hay chicas que no han bailado nunca encima de un escenario, además son pobres y han perdido a su familia por enfermedades terminales o terribles accidentes.



Que un chico pobre cante bien emociona. Pero es su voz, estaba ahí desde el principio. Sin embargo que un chico pobre aprenda a bailar solo y se monte sus coreografías en su piso de 30 metros, es la leche. Que nadie se lleve las manos a la cabeza con esto. Estaba cantado que iban a explotar el lado más sensacionalista. Queremos ver a Leroy Jhonson y queremos verlo bailar con los leggins rotos.

Nos tienen acostumbrados a que cantar no tenga ningún mérito, en High School musical cualquiera sale al escenario y canta una canción recordando antes que jamás en su vida había cantado nada. En Rebelde Way, en SMS, los grupos musicales se forman como quien hace un grupo de estudio. Y si la rubia lo deja, ya cantará la peliroja. Da igual. Pero a ver quién hace un UPA Dance sin una escuela de baile. Sería ridículo.

Además están las implicaciones sociales. Cantar no significa nada. Bailar sin embargo sí. Al bailarín se le cuelga el sambenito de marica desde pequeñito, y eso será así siempre. Así que las posibilidades dramáticas son infinitas.

En Fama se aprovecha cada debilidad, el obstáculo triunfa. Y lo más importante, el resultado es tangible. El chico baila y su talento queda claro al primer paso. No importa la música que suene. Y tampoco importa si imitan o no, porque nosotros de baile no tenemos ni idea.

Eso sí, tengo mis dudas acerca de cómo funcionarán las galas cuando se terminen los castings. Porque una cosa es ver bailar a un chico durante 30 segundos para demostrar que vale, con una coreografía creada por él y otra muy distinta es hacerlo bailar después de un complicado proceso de aprendizaje ¿Será eso interesante? ¿Con qué podremos comparar? ¿Cuánta gente sabe algo de ballet? ¿Y cuánta ha ido a algún musical? Yo me lo voy a pasar pipa, porque soy adicta al musical y Bob Fosse es mi héroe.

Lo mejor de todo esto es que están cogiendo a verdaderos freaks, que no tienen pinta de bailarines y que es probable que puedan superarse y dentro de nada convertirse en bailarines de verdad. Ésta creo que es la gracia del concurso, e intuyo que la cosa irá po ahí. Marcos por ejemplo es uno de ellos. Quiero verlo triunfar. Quiero que lo peinen, que le quiten las gafas y lo conviertan en cisne.

El martes también se estrenó otro programa, esta vez en Antena3. Se llama Al pie de la letra y está basado en el programa americano The singing Bee que consiste en que la gente se sepa la letra de las canciones y para eso, claro, tiene que cantarlas. Y esto tiene varios hándicaps. Estamos en España por lo tanto las canciones siempre van a ser una mierda, allí cantan a los Beatles, aquí a David Bustamante. Por otro lado el concursante no tiene por qué saber cantar y no se entiende si leen o no las letras. Así que no parece que tenga mucho mérito.

Hay un hándicap peor. No se trata de que las canciones sean simplemente malas, se trata de que todas las canciones se han oído mil veces en otros concursos. Es decir que suena todo lo que ha sonado en Operación triunfo (la directora es Noemí Galera) pero hay algo más, el resto de canciones son de ex concursantes de OT. Cantan a Chenoa, a Fórmula abierta, a Natalia, así que es el frito sobre el frito.

Pero miren una cosa. Pensarán que cantar mal es gracioso. No! vuelvo a lo de antes. Cantar mal es gracioso sólo cuando uno cree que canta bien. Sino es un puto infierno.

Éste tuvo un 23% de share. Y la verdad que no me extraña nada. Mientras Pereza, La oreja de Van Gogh y Melendi vendan discos, yo de España me creo cualquier cosa.

24 diciembre 2007

Feliz Navidad

Adoro la Navidad. Me encanta llenar el árbol de regalos, cenar como una bestia y abrazar a la gente con lágrimas en los ojos.

Últimamente he estado un poco apática para escribir, pero quería que hoy supieran que los adoro y que son los mejores lectores que una chica puede tener.

Gracias por estar ahí todos los días. Cuando hay y cuando no hay, cuando el post es flojo y cuando es largo y denso. Gracias.

Y por eso les voy a hacer un regalo navideño, he subido a Youtube todos mis cortos, así que aquí están para el que quiera verlos.

Los primeros de Notodo no los voy a poner que me dan mucha vergüenza. Pero sí éste, al que le tengo mucho cariño. Después de la tercera edición de Notodo, Jimbox, uno de los participantes más prolíficos, ganador además en 2006, creó una web llamada tuminuto donde cada semana participábamos enviando piezas de un minuto máximo. El tema surgía por la primera noticia del telediario. En este caso fue terrorismo. La cosa es que mi corto no participó a concurso porque duró un minuto más. Tampoco crean que ganábamos nada, era por amor al arte. Por allí había piezas de Nacho Vigalondo realmente brillantes.


Deckard me ayudó con el guión y la voz es de Pablo García un amigo que además escribe asiduamente en Viruete.



Lo siguiente que hice para Notodo fue Polvo de estrellas que tuvo una mención del jurado.



Y el último ya lo he colgado por aquí. Me lo criticaron mucho porque tenía un final que solo entenderían los que hubieran visto Exprés de Daniel Sánchez Arévalo. Pero yo sigo diciendo que lo hubiera hecho igual. Éste también fue finalista pero la única mención del jurado fue en privado. A Balagueró le encantó.



No sean duros con los cortos, que el Notodo es muy difícil, no cualquiera hace algo de 3 minutos y medio que tenga coherencia.

Mi siguiente corto, esta vez en serio, durará 15 minutos y se llamará "El conflicto ruso". Ese será mi objetivo para el 2008 y ustedes son mis testigos.

12 diciembre 2007

La oreja que nunca estuvo allí

Ya han leído todos el artículo de Rosa Montero ¿no? Si no lo leyeron ayer sobre el papel, seguramente hoy sí porque está en todos los blogs.

A mí no me llama la atención que a Rosa Montero no le guste Dexter, porque vamos, se ve venir de lejos. Mi suegra odia Dexter, solo vio cinco minutos y tuvo suficiente. Y Rosa Montero es muy suegra. Es suegra viendo series y suegra escribiendo libros. No puedo decir qué me parece su obra, porque solo he leído uno y ha sido suficiente.

Lo que me alarma de su artículo es que habla sin saber -yo también pero no cobro- y encima le pagan por escribir cosas como ésta:

"Hoy, en cambio, se diría que el sadismo está de moda, con el agravante de que ahora las carnicerías son infinitamente más perversas y realistas. Hoy Quentin Tarantino saca en primer plano cómo torturan a un tipo rebanándole la oreja lentamente y a todos los modernos les parece la bomba".

Primero, Reservoir Dogs tiene ya 15 añitos. Segundo, Tarantino no saca en primer plano cómo torturan a un tipo rebanándole la oreja. El tipo casi siempre está en escorzo y justo cuando le van a rebanar la oreja está en un plano medio, pero es que además lo tapan. Encima el director coge y mueve la cámara a un fuera de campo inusitado y solo vemos una pared gris y una puerta. No hay oreja, no hay rebanada. Eso sí, entiendo que ella la haya visto. Ese es el poder del fuera de campo, que hace que todo lo que suceda allí se vuelva rotundo y ampuloso como las leyendas. Y eso no es sadismo, se llama elegancia, y sí, es la bomba.

Es posible que la mujer no haya visto nunca la película, y se base en apreciaciones oídas o leídas. O que simplemente haya creado una imagen de un hombre rebanándole lentamente la oreja a otro en un primer plano. A lo mejor se confunde con el ojo de Buñuel, que sí se ve enterito. El corte de la oreja nunca se vio, pero en la mente de Rosa Montero sí, y además en cámara lenta. Y si eso no es sadismo no sé qué es.


03 diciembre 2007

Nancy, el Flequi y Mary Jane

Acabo de leer que han pillado al "Flequi" de Gran Hermano con un alijo de marihuana como para llenar un camión. Pero la gracia está en cómo llega la policía a su casa. Resulta que un día el hermano del Flequi está en un autobús y hay una trifulca entre un par de argentinos con cuchilladas, sangre y huídas. Pero este chico aprovecha y en medio de la pelea, pilla un maletín lleno de cocaína. Mientras está declarando como testigo, llama a su hermano, el Flequi, y le pide que se lleve el maletín a casa, pero lo que no saben los dos hermanos es que en el siglo XXI todo está lleno de cámaras de seguridad.

Hay que ser muy listo y tener mucha clase para ser un traficante de drogas. Hay que tener los cojones bien puestos, y saber con quién ir y de quién pasar. Hay que tener perseverancia y algo de locura, mucho de locura. Quitarse el lastre, saber que los amigos no son necesarios y que lo único importante es la familia. Hay que tener valor para empezar de cero, cuando haga falta.




Esta tercera temporada de Weeds ha sido fabulosa, pero ya prometía grandes cosas desde la segunda. Ese giro de Coppola a Tarantino, no podía traer más que alegrías. Y así fue. Giros hasta aburrir, cualquier personaje era un obstáculo para Nancy, que se veía en cada capítulo más hundida que en el anterior. Y ese último giro de Shane Botwin, en el capítulo 11, qué inquietante y qué inteligente.

Gracias a Dios, la Celia de la primera temporada renació hacia el final, mostrándonos lo mejor del personaje (la escena en la que rediseña la oficina de Mathew Modine es brillante) y por fin, encontrando su lugar.




La season finale que, sin duda, serviría también para series finale (aunque las últimas dos palabras de Celia lo dejen todo abierto) plantea un sinfín de posibilidades. Ese plano final es tan portentoso, que no nos quejaríamos si la serie no tuviera más temporadas. Claro que si tenemos que elegir, queremos ver a Nancy Botwin año tras año, bebiéndose su frapuccino, mientras cierra tratos con la soltura con que un ama de casa compra tela para las cortinas. No sé qué será lo siguiente ¿Una cicatriz en la cara? Seguro que le queda perfecta. Nancy puede hacer lo que le de la gana.

No quiero terminar esta entrada sin comentar que ayer vi un buen trozo de Aída y aunque no la soporto por los personajes, el griterío y la grandilocuencia, me pareció un guión cojonudo ¿Tengo que felicitar a los guionistas o al productor ejecutivo? Me huelo que esta vez, tendrá que ser a los primeros.