30 diciembre 2009

Dexter, temporada 4

Spoilers de toda la temporada.

Lo supe desde que vi a John Lightow en la bañera "Esta va a ser una gran temporada". Me encanta cuando hace comedia, drama o terror. Estaba sin embargo un poco temerosa porque la temporada 3 no me había vuelto del todo loca. Quizás por la presencia de Jimmy Smith que no es santo de mi devoción, pero más aún por la decisión de darle a Dexter un cómplice. A mí me gusta solo.



El primer capítulo sentaba las bases. Más humor que nunca, nuestro prota es padre. Parece que está cazando a una de sus víctimas pero no, está intentando dormir a su hijo. La falta de sueño desencadena el caos. El concepto de familia será la clave esta temporada. La familia perfecta, la familia como sostén, la familia como lastre, la familia como trauma, la familia rota... Y esta será la motivación de Dexter. Cuando tiene a Trinity no lo mata porque necesita descubrir cómo conseguir el equilibrio entre ser un padre y ser un asesino. Trinity parece que tiene la respuesta. Brillante.

Sin embargo, hay algo en todo esto que molesta, parece un capricho que Dexter encubra a Trinity cuando la policía está a punto de pillarlo. ¿Por qué siempre tiene que ponerle trabas a la policía para llegar antes? En las temporadas anteriores había una razón clara, en la primera Dexter estaba intimamente conectado con el asesino del camión de hielo, en la segunda era él a quien buscaban y en la tercera se vio metido en la investigación porque mató sin querer al hermano del fiscal. Sin embargo aquí hay un asesino clarísimo, hay una investigación del FBI que los llevará a Trinity tarde o temprano ¿por qué no lo entrega? No nos podemos olvidar que Dexter es un asesino, él necesita su dosis para sobrevivir. Tiene que matar y el código que creó su padre para él, lo ayuda a ser dos cosas a la vez: ejecutor y vengador. Pero Dexter necesita atravesar un tórax de vez en cuando. Suerte que cuando se lo clava a un inocente se siente fatal. Algo bueno ha hecho su padre.




Dexter en esta cuarta temporada es más que nunca un superhéroe. Estúpido e inocentón cuando va de forense y despiadado y sexy cuando es un asesino.

La presencia del padre aquí es constante, a veces me parece estar viendo un capítulo de "A dos metros bajo tierra". Y él se lo avisó: la familia no. No puedes tener las dos cosas. Dexter quiso serlo todo. Y le salió mal.


Dexter no lo entrega porque quiere matarlo. Y cuando Trinity intenta suicidarse, Dexter lo salva, porque más que nada en el mundo quiere su ritual, quiere recocijarse en su ritual. La culpa no la tuvo la familia, la tuvo su codicia, su instinto animal. Y lo que el padre intentaba decirle es que un monstruo como él no puede tener familia, porque no hay manera de que la familia no se salpique. El plano final lo deja claro, vuelta a los inicios, un niño ensangrentado. Nace la pesadilla, nace el trauma, nace el monstruo.

Debra Morgan seguramente será la protagonista de la quinta temporada. Tiene que perseguir a su hermano. Va a ser el puto infierno. Me muero de ganas.


03 diciembre 2009

Las series de la década

Vale, que la década termina el año que viene, pero todo el mundo la está haciendo ahora y no quiero perderme la diversión. Esta lista no tiene ni pies ni cabeza porque no se sabe si las series tienen que haberse estrenado con posterioridad al 2000. Por ejemplo Los Soprano se estrenó en 1999, así que la cosa es difusa. Pero bueno, si hay una década para los Soprano desde luego es ésta. Aunque me cueste horrores elegir 10, son:

1) Lost
2) A dos metros bajo tierra
3) Los Soprano
4) Battlestar Galáctica
5) 30 Rock
6) Ugly Betty
7) Como conocí a vuestra madre
8) The office
9) Dexter
10) Nip Tuck.

Dios, qué duro.

02 diciembre 2009

Thanksgiving y asesinos en serie


El jueves 26 por primera vez festejamos Acción de Gracias. En Madrid. Y la verdad que la causa no fue la inquietud cultural o el capricho de hacer real algo muchas veces imaginado. La causa fue la foto de una tarta de calabazas que tenía una pinta increíble. Dije "tengo que comerme esa tarta pero voy a necesitar una excusa".

Rellené un pavo de 6 kilos, con orejones, piñones, longaniza, cognac y otros manjares y además preparé batatas con marshmallows, judías verdes con chalotas caramelizadas, puré de patatas, de castañas y por supuesto salsa de arándanos.



Además de la tarta de calabaza, hice un típico Apple Pie y el descubrimiento de la noche fue la famosa Pecan Pie que viene a ser algo así como "la mejor tarta del mundo" y no dicho por mí, que por desgracia siento aberración por las nueces, sino por todos los demás.

Hacer una Cena de Acción de Gracias en Madrid es una puta locura. No existen arándanos rojos. El único sitio posible es la frutería que provee a la Zarzuela, que está en la calle Ayala pero que los tenía agotados. Allí sin embargo pude conseguir las pecanas.



Las batatas sólo se consiguen en Supermercados especiales y los marshmallows y varios siropes he tenido que comprarlos en tiendas inglesas y americanas desperdigadas por la ciudad y sus afueras.

Una gincana que valió la pena porque estaba todo exquisito. Pero claro ¿no lo va a estar? todo lleva una taza de azúcar moreno, todo lleva mantequilla y baño maría y varillas y tiempo, y dejar reposar y temperatura ambiente y 4 horas de horno y batir y harina y sirope de arce. Lleva mucho amor. Por eso tanta cosa con Acción de gracias. Aquí metemos el cordero en el horno, allí meten el pavo pero además lo rellenan. Es mucho trabajo y el resultado es increíble.


Y sí, la tarta de calabazas fue el detonante, pero lo que realmente queríamos era vivirlo, porque lo habíamos visto tantas veces de tantas maneras...

Justo después de la cena mi hermano me recordó aquél capítulo de la 5º temporada de Cheers en el que todos pasan Acción de Gracias en casa de Carla. Lo vimos entero y por supuesto, fue diferente. Cuando hablaban de Gravy y de stuff sabíamos exactamente a qué se referían. Y cuando se tiraron el puré de arándanos a la cara fue mucho más divertido.

En estos días hemos visto un montón de capítulos de Acción de gracias y no porque los hayamos puesto adrede, sino porque tocaban y ha sido muy emocionante. He gritado cosas como ¡Mira los boniatos! ¡Mira la pecan pie! ¿Estoy diciendo tonterías? ¿Me enceguece el amor por la tele?

Escribo esta entrada porque estoy emocionada. Estoy viendo la cuarta temporada de Dexter, y hoy he visto el capítulo de Acción de Gracias: Hungry Man. Dexter es una de esas series que cuando llega a un punto determinado, que es casi a la mitad de temporada, se vuelve MARAVILLOSA. Siempre lo ha sido ¿eh? Pero a mí me deja con la boca abierta la manera en que logran darle un giro al personaje para que ninguna temporada repita sus motivaciones. Aunque siempre su motivación principal sea matar porque se lo pide el cuerpo.

La duda y la búsqueda de su identidad dieron paso a la autoconfirmación y por primera vez al temor -placentero- de ser descubierto, la tercera temporada indagaba en la necesidad de conseguir lealtad y confianza en un amigo verdadero. Ahora nos hablan de la culpa. De los esqueletos escondidos en los armarios. Y siempre se trata de lo mismo. Dexter tiene que aprender a ser feliz a través de su personalidad inventada. En esta cuarta temporada el personaje es más que nunca Clark Kent, es idiota, torpe, bobo y cuando se da la vuelta, cuando nadie lo mira y saca la jeringa del bolsillo, con esa camiseta ceñida, y esos guantes de piel, dios, es tan Superman.




Generalmente no vemos Dexter al ritmo de USA, la vemos del tirón, porque hay un momento en que no puedes parar, el subidón es enorme y los giros loquísimos. Por desgracia nos ha cogido el tren y nos esperan las dos semanas más duras del año televisivo porque no quiero ni pensar en los cliffhangers que vienen.

El jueves no di las gracias pero ahora es el momento. Gracias por John Lightow, por Michael C. Hall, gracias por John Dahl, gracias por Showtime. Para esto sirve Acción de Gracias, claro.