31 agosto 2010

Emmys 2010

Como todo el mundo sabe, el domingo por la noche tuvo lugar la entrega de los Emmy y si escribo esto hoy martes es porque he tenido que ver la gala de nuevo para poder decir algo, básicamente porque el domingo no me enteré de nada.

Primero por el sueño, y segundo porque mi mando se quedó sin pilas y no podía quitar la horrorosa voz que emanaba sonidos en un idioma que parecía español. Fíjense cómo era la cosa que traducían incluso los clips de presentación de los nominados. Por ejemplo, Alec Baldwin hablaba con Tina Fey en su despacho del Rockefeller center pero no lo escuchábamos a él, sino a alguien que balbuceaba frases sin sentido intercaladas con gemidos de sofoco porque todo el mundo sabe que es imposible hablar a la velocidad de Jack Donaghey y encima pensar. Nada hacía gracia, era la sinrazón.

Así que durante el número de Glee yo solo veía mandos y no pude disfrutar nada. Cuando por fin logré cambiar las pilas y arreglar el sonido, ya había tocado los botones suficientes como para destrozar el formato de imagen y el panorámico había pasado a 4:3. Pude ver la gala en condiciones a las 2:40.

El número de Glee fue MARAVILLOSO. Y el que diga lo contrario es un idiota. Nadie en su sano juicio puede meterse con Jimmy Fallon. Da igual lo que haya hecho después. Cuando terminó la canción de Springsteen ese hombre se había ganado el cielo.


Y los numeritos de después con la guitarra fueron graciosos. ¡Tampoco se podía hacer mucho más! Los Emmy siempre son un coñazo porque la mitad es de series pero de la otra mitad no nos enteramos de nada. Cuando empiezan los realities y las tv movies yo me duermo. Suerte que lo intercalan.

¡Pero la gala estuvo bien! El número de Modern family fue la hostia y Gervais como siempre estuvo fantástico, no hace falta que abra la boca, con verlo ya te descojonas. Si encima se mete con Mel Gibson y dice cosas como que "Kiefer todavía no se ha despertado" pues te gana, claro.

Sobre los ganadores... Lost perdió sí, pero ¿Oyeron esos aplausos? El patio de butacas se volvió loco cuando apareció Hurley y hubo ovación de morriña y de absoluto amor cuando el plano de Jack y el perro. Nadie es capaz de superar una imagen de Lost con música de Giachinno sin emocionarse, ni ahora ni dentro de dos décadas.

La otra ovación fue para Breaking Bad. Cada vez que salía un plano el público ardía. No conozco a nadie que vea la serie que no esté entregadísimo con Aaron Paul y Bryan Cranston. Lo de Cranston lo sabíamos de antes, ya merecía Emmys por todas las temporadas de Malcolm, pero Paul... nos dejó locos, tan pequeñito y tan inmenso. Estupenda la jugada maestra para llevarse dos premios aunque duele muchísimo que a Jesse alguien lo pueda considerar un secundario.

Estoy muy enfadada por el premio a Edie Falco, ojo, que la amo y que digo que sí, que se los den todos. Pero me jode un montón que una serie que está a medio camino, pero que nunca se puede considerar una comedia, le quite la posibilidad a una verdadera comedia de llevarse un premio. Siempre igual, en Mujeres despesperadas Lynette tiene cáncer y ese año se lleva todos los premios de comedia existentes. Me parece super injusto. Si una serie no tiene chistes ¡¡¡a la bolsa de los dramas!!! Hay que darle un premio de comedia al que nos hace reír.

Del actor de comedia no pienso hablar... Supongo que todo el mundo votó por el tándem Baldwin + Carrell (yo los amo tanto que tampoco sabría por quién decidirme entre los dos) y claro, el 35 % restante se fue a Parsons. No soy del club de Big Bang Theory perdónenme. Yo iba con Larry David que me parece que toca el cielo en las dos últimas temporadas de Curb your enthusiasm.

Los secundarios molaron todos. Jane Lynch debía ganar y de los chicos cualquiera habría estado bien. Eric Stonestreet es maravilloso. De chicas hubiera preferido cualquiera de Mad Men.

Por cierto, estaba bellísima January Jones. Ese vestido era una preciosidad y ella no puede ser más diferente a su personaje. Es tan de porcelana, tan mona, tan jovencita, tan encantadora. Por cierto, está saliendo con uno de los chicos de SNL. Por lo visto hay otro caso de relación amorosa entre los dos programas, si alguien la sabe que nos la cuente.

Mejor serie Mad Men. Bueno... sí, vale, pero yo hubiera preferido que se lo llevara Lost, Breaking Bad o si me apuras True Blood.

Y halando de True Blood ¡qué monos Sookie y Bill en el escenario, cogiéndose del brazo!. Aunque tampoco les hice mucho caso porque yo es que últimamente estoy muy por Eric.

Y mejor comedia Modern family... bueno, es lo que toca. Yo reconozco que al principio no me gustó mucho, pero a medida que pasan los capítulos la serie se hace mejor. Me gusta, me río, pero no es un 30 Rock.

Lo importante es que no ganó Glee, que la cagó en sus últimos 5 capítulos. Esperemos que no se acomoden en esta segunda temporada y que además de elegir canciones, alguien escriba guiones.


Elegante y maravillosa Edie Falco.


El vestido de Claire Danes me volvió loca, pero ese maquillaje no la favorecía nada.



No se puede ser más guapa.


Mira que te adoro Sookie Stockhouse pero por dios, contrata un estilista.


No nena, basta ya de negro, no eres Idina Menzel, te faltan 30 años.



Te queremos Lauren Graham, pero no vamos a ver tu serie.



Sólo se me ocurre una palabra: Berraca.

14 agosto 2010

Heisenberg

Estoy un poquito harta de leer que se ha acabado la nueva edad de oro de las series. ¿Cómo es posible que alguien diga esto cuando Lost hace solos dos meses que nos ha dejado? Si Dexter empieza dentro de nada. Que la ABC haya tenido dos resbalones importantes no significa que todas se equivoquen. ¿Cómo alguien con dos dedos de frente puede decir que la edad de oro de las series ha acabado cuando en verano de 2011 se estrenará la cuarta temporada de Breaking Bad?

El piloto confunde pero sienta las bases para lo que vendrá temporadas después. Uno puede creer que está en una comedia negra y que Weeds podría ser el referente: un hombre normal que se mete en el mundo de las drogas para dar un futuro digno a su familia. Pero a medida que pasan los capítulos, que la resaca del piloto desaparece, y todo funciona como una taladradora que descubre lo esencial del ser humano, son Los Soprano y A dos metros bajo tierra las series que están siempre presentes. La de Chase por su tratamiento de la moralidad, las escenas larguísimas, el constante ir y venir entre lo cotidiano y lo delictivo y la de Ball por la cadencia, por la relación de los personajes, por los silencios, por lo austero y sobre todo, por lo que más me gusta de las dos (en realidad de las tres) que es esa capacidad de volver al personaje del revés haciéndolo actuar de manera completamente opuesta a la que esperamos. Ese juego constante entre lo racional y lo pasional.


Sin embargo, lo que separa claramente esta serie de Los Soprano, y lo que la convierte en una (otra) obra maestra es que aquí no estamos hablando de mafiosos. Aquí no se nos aparece el personaje con una denominación de origen. Tony viene de serie con la pistola debajo del brazo. Walter White tiene el cáncer, y eso le permite poner un pie del otro lado y verlo todo con la tranquilidad del que no tiene miedo a nada. Eso nos permite entregarnos y perdonarle ciertas cosas. Pero todo tiene un límite. Tony es un asesino, Walter un hombre. Y hay veces en que la empatía no tiene cabida.

Pero aquí el cáncer juega dos papeles. El primero y más importante: lo justifica TODO. Un hombre a punto de morir es capaz de hacer cosas completamente enloquecidas y más cuando lo hace para salvar a su familia. Pero hay otra que es la más interesante. Un hombre a punto de morir usa su último aliento para jugar a tener la vida que nunca fue. Y esta es la gracia de Breaking Bad (y quizás lo único parecido a Weeds), tanto Walter como Nancy logran con su nueva y delictiva personalidad algo parecido a la felicidad.


Y entonces aparece Jesse... y claro... los referentes se vienen abajo. Porque Breaking Bad es sobre todo una historia de amor fraternal entre dos hombres que se llevan como el culo. Es como si hacemos una serie con Pauly y Cristopher Moltisanti, un sinvivir. No he podido evitar pensar en ellos y en su maravilloso capítulo de la nieve, cuando vi "Fly" que podría ser el mejor de la serie. Yo toda la vida he sido muy fan de las historias de dos personajes en una única localización. Aquí hay dos personajes al límite, una mosca y la mano maestra del casi desconocido Rian Johnson (director de Brick, esa película que muchos adoran y otros detestamos).


La serie hace algo estupendo. Juega con nosotros y nos da pistas antes de los créditos. A veces la pista no se completa hasta varios capítulos depués. Se trata, claro, de echarnos el anzuelo para que estemos pegados a la tele preguntándonos qué coño hace un ojo flotando en la piscina, pero también lo que nos dicen es que sea lo que sea, nada terminará como esperamos. Imagina lo que quieras, no lo vas a adivinar ni de coña. En el infierno particular de Walter y Jesse las posibilidades son infinitas, eso sí, vete abrochándote el cinturón.



Me encanta amar y odiar a la vez a unos personajes. Adoro sentir cosas y sufrir por lo que estoy sintiendo. Breaking Bad, al igual que Los Soprano y que A dos metros bajo tierra nos juzga y nos define. Es duro... y también grandioso.