30 noviembre 2006

La televisión

Recuerdo haber disfrutado como loca del Show de Dick Van Dyke, aunque no recuerdo ni el show ni mucho menos otro Dick van dyke que no fuera desollinador. Era muy pequeña y seguramente no entendía nada de lo que veía. Pero a mí el tipo me hacía gracia y no me perdía ni un capítulo. Mi padre me cuenta que nunca jamás se había reído tanto viendo la televisión.

Por lo visto Dick Van dyke era el guionista de un programa llamado El show de Alan Brody. En esa época se usaba mucho esto de ponerle a una serie el nombre del actor protagonista, aunque el personaje ni siquiera se llamara como él (era Rob Petrie).


El nombre de este blog es el bonito título en castellano de El show de Mary Tyler Moore donde ella tampoco hacía de sí misma. Esta serie no solo no la recuerdo sino que ni siquiera la he visto. Pero cuando una necesita el nombre de un blog se agarra a cualquier cosa. Y encima luego me enteré de que estaba usado por otro blog además muy famoso sobre televisión. Así que llevo meses intentando encontrar otro nombre pero no doy con el bueno. Si tienen alguna idea ya saben, regálenmela.

En esas series el mundo de la televisión se abría por primera vez al espectador y además lo hacía con unos personajes totalmente nuevos, amas de casa que hasta hacían la comida en pantalones y mujeres que salían a trabajar.

Aquí la televisión podía contarse de cualquier manera porque el público aún seguía anodadado con el hecho de la existencia del medio. Así que se creía cualquier cosa.

Estas formas de egocentrismo televisivo han cambiado de los 80 para acá. Curb your entusiasm está protagonizado por Larry David, pero es que además es el Show de Larry David. Ambos son productores y claro, el Larry David personaje solo muestra una parte del real.

En este momento, en el que todo está inventado y donde cualquier atisbo de originalidad es bien recibido, hacer Curb your entusiasm, un reality ficcionado sobre las neurosis (que no son pocas) de un productor de televisión es una apuesta segura. Claro que aquí el mundo de la tele y del cine se ve de lejos. Lo importante es la estupidez de este hombre y su manera de enfrentarse con la vida.

Yo soy muy fan de una serie que se puso en el plus hace más de 8 años. Se llamaba El show de Jackie Thomas. Y aquí el personaje sí se llamaba Jackie Thomas pero no el actor que era Tom Arnold. Esta serie iba sobre unos guionistas provenientes de varias series famosas (el que venía de Cheers se jactaba de ello a todas horas) que formaban un grupo de trabajo donde tenían que pelear constantemente con el ego de la estrella, que era Jackie, un hombre machista, misógino y paleto que quería acapararlo todo. Recuerdo un capítulo donde pedía que quitaran del guión a un pastor alemán porque le robaba plano. El personaje que hacía Jackie Thomas era el típico personaje de Sitcom entrañable, del estilo de Bill Cosby y claro, era totalmente opuesto a la personalidad real de su protagonista.


Los guionistas pasaban verdaderos calvarios para sacar un capítulo adelante. Esto es lo más parecido que había visto hasta ahora acerca del mundo televisivo real, que al final salía bien parado porque creo recordar que todos acababan ganando a costa de Jackie que siempre la cagaba. Me encantaría recuperarla pero no la encuentro por ningún sitio.

Hay muchas maneras de imaginar el mundo de la televisión. Leyendo un montón de blogs que hay por ahí te encuentras con anécdotas de guionistas realmente duras.

Yo con la televisión no tengo relación, pero la tuve una vez. Yo había escrito algún corto y me llamaron de una tele autonómica para que escribiera un guión de programa de variedades, un sketch del estilo de Noche de fiesta. Me dijeron que era una prueba. La escribí y la mandé. No me contestaron. El programa empezó y pensé que no les había gustado nada. Pero a la semana me llamaron para ver si quería escribir todos los capítulos. Dije que vale pero que cuánto. Me dijeron que muy poco. Yo que era muy chula, dije que por menos de 300 euros no encendía el ordenador. Miren que cantidad más absurda pero bueno. La tele estaba empezando, el tío me lloraba... Me decía que era mi oportunidad de entrar en la televisión y bla bla bla. Yo que quieren que les diga. A mí escribir comedia me estresa mucho y no me pensaba estresar por menos de 300 euros el sketch, que además era de 15 folios. Dije que no y ya.

Unos días después mi capítulo salió al aire ¡Mi prueba! Sin mi permiso. Empecé a llamar por teléfono como loca. Nadie me atendió claro, hasta que una secretaria me comunicó que ya podía pasar a cobrar. El cheque era de 15.000 pesetas. Que dicho en pesetas suena como más humillante.

La serie Studio 60 comienza con un director que le pide al ejecutivo de turno que por favor durante el show que está a punto de empezar le permita poner un sketch. El ejecutivo dice que el sketch no es gracioso. El director le dice que no sólo es gracioso sino que es lo único gracioso del programa. Después de una acalorada discusión el director acepta el trato. No habrá sketch, y todo seguirá como siempre. Pero en cuanto el programa empieza el director irrumpe en el plató y suelta un discurso a lo Peter Finch en Network acerca de la televisión, del mal gusto y de la estupidez general. El discurso dura 53 segundos, el tiempo que tarda un revolucionario realizador en cortar la emisión que encima es en directo. Y en cuanto corta empiezan los créditos.



Cuando esto sucede a una le entra un sudor frío por todo el cuerpo y de pronto se encuentra con los ojos como platos y la boca abierta pensando que le da igual que la serie se acabe para siempre que con eso ya tiene.

Studio 60 es una serie real sobre la televisión real. Supongo que habrá mucho de edulcorante, no lo sé, pero promete sangre y verdades extremas. Es una serie elegantísima con una fuerza visual bestial que ríete de Urgencias y sus steadys. No sé lo que pasará en el futuro. No sé si la cosa va a empeorar. La serie tiene componentes estupendos. Tiene una pareja de ex maridos que siempre da juego. Hay una relación de profunda amistad entre los dos guionistas. Hay una soltera de muy buen ver que seguramente le robará el corazón al divorciado. Hay un tremendo malvado al que seguramente veremos humillarse. Y lo más importante de todo, es muy graciosa. Pero ya les digo que me da igual lo que pase, yo con esos primeros diez minutos tuve de sobra. Supongo que es el mejor principio de la historia de las series.

Studio 60 la echa la NBC y ha perdido muchísimos espectadores desde el comienzo y baja en picado. Sólo tendrá una temporada pero eso sí, acabará.

Y no me extraña esta pérdida de público porque ¿A quién le gusta enfrentarse con la verdad? Si uno ve la tele para evadirse de los problemas ¿Le sentará bien que le digan qué clase de basura ve a diario y que le muestren de esa manera tan cruda el mecanismo interno de su pasatiempos favorito? Hay verdades que es mejor no saber.

23 noviembre 2006

Héroes

No hay más capítulos de Lost hasta febrero, Prison Break dentro de una semana hará un parón enrome... Ja! ¿Y qué? No importa. Porque tenemos Héroes.

Perdónenme la algarabía porque tengo que decirles una cosa. Yo soy una enferma ¿vale? He caído. No hay salida para mí. Pero ustedes están a tiempo. Creanme cuando les digo que no se acerquen a esta serie. Sigan con sus vidas como hasta ahora.




Héroes es una serie de la NBC que va de superhéroes. Y no, no tiene nada que ver con Smallville ni hay ningún Duende verde. El héroe aquí es un elegido que necesita encontrar una misión para reconducir su vida, un mártir que oculta un poder que no controla para que no lo tachen de loco o de asesino y de alguna manera es consciente de que tiene un destino que alcanzar. Y la ciudad es Nueva York donde el horno no está para bollos y mucho menos para ideas románticas de mesías que salvan universos.

Los héroes son muchos. Diría que hay más personajes que en una serie española. Los hay de todas las razas, edades y colores y además, son guapísimos.

Si hay un protagonista ese sería Peter Petrelli que es Milo Ventimiglia (nuestro querido Jess en Las chicas Gilmore y futuro Rocky Balboa), el hermano de un político que hace campaña para llegar al Congreso, y la hace cueste lo que cueste.


Además de haber un montón de caras conocidas, sale Greg Gumberg que parece que paga por actuar en las series. Qué cabrón, no se pierde ni una.



Hay varias cosas que molan en Héroes. Desde luego hay un gran parecido con los Xmen, solo que en este caso los hombres normales no saben de la existencia de los superhéroes. Ésta es una serie de continuidad, nada de episodios independientes, es de las de comerse las uñas y pegar un par de alaridos cuando aparece el Continuará... final.




Los personajes son magníficos, no nos importa lo que piensen, no hay un tratamiento importante de cada uno de ellos, ni siquiera de su pasado. Pero son encantadores. Desde una madre soltera que se dedica al sexo por Internet, un pintor drogadicto, una cheerleader que lo único que quiere es ser una chica normal, un policía que no logra sobresalir... El villano es un gran hijo de puta y un japonés llamado Hiro es de esos personajes que aparecen y cambian la historia de la televisión.



Hay un par de elementos que la relacionan con Perdidos y con Prison Break pero además mejorados. Con Perdidos tiene en común el tratamiento de los personajes que se van encontrando y que se entrelazan los unos con los otros (pero gracias a Dios aquí no hay flashbacks). Y con Prison Break, la excelente motivación que hace que todo esto tenga sentido. El objetivo final concreto y certero. Si Lilcolns Burrows no fuera a morir en la silla eléctrica a qué tanta angustia y tanta tensión. Pero Michael tiene que cumplir su objetivo, tiene que salvar a su hermano en menos de un mes. Lo demás puede esperar, la muerte no.

En Héroes la motivación es espectacular. Perferiría que dejaran de leer porque es mejor no saber nada y descubrirlo en el piloto. Aquí el mundo tal como lo conocemos se va a acabar. Una bomba nuclear va a asolar la ciudad de Nueva York. Pero además de verdad porque lo vemos. Vemos el momento de la explosión. No hay salida, claro, a no ser que los héroes lo solucionen. Tienen un mes. Y en contra la sensatez de quien no se traga eso de viajar en el tiempo y mucho menos de cambiar la historia.


16 noviembre 2006

Empatía

El otro día viendo la fantástica Desperate Housewives (sí amiguitos, la tercera temporada ha subido el nivel como la levadura en agua caliente) me di cuenta de una cosa, hay personajes que son unos verdaderos hijos de puta y que nos caen bien. Y no me refiero a corderos con piel de lobo como House, me refiero a verdaderos monstruos que a lo largo de su vida por lo menos han matado a una persona.

Normalmente el asesino nos cae bien cuando es el prota. Pero cuando por el contrario pone en peligro la vida del protagonista no debería ser así. Yo creo que el actor tiene muchísimo que ver y creo que los productores lo saben y a veces, por miedo a que un personaje nos caiga mal ponen a un actor carismático para que nos entre mejor, es el caso de:

Lynn Mc Gill

En la 5º temporada de 24 (si no la has visto no sigas) llega a la UAT una personita regordeta y simpática. A todos se nos pone una sonrisa en la cara y lo imaginamos con pelucas ridículas y pelos en los pies. Así que cuando unas horas después se pone gilipollas y está a punto de destrozar la misión de Jack no deseamos matarlo ni mucho menos porque nos gusta. Sin Sean Astin, la gran escena de la temporada (la del gas en la UAT) no hubiera sido la misma porque no solo nos daría igual lo que le sucediera al personaje, sino que querríamos verlo retorcerse de dolor.

Orson Hodge

Kyle Maclachlan
aparece al final de la segunda temporada de Mujeres despeseradas (no sigas si no estás al día con la tercera) . Ayuda a Susan Mayer en el cine, mientras Mike Delfino tiene una cita con otra y nos encanta porque le va a dar un poco de aire fresco a una trama que nos importa un bledo. Al final de la temporada, cuando Mike vuelve con Susan, Orson de pronto deja de ser un panoli, y se convierte en un asesino despiadado. Atropella a Mike que se queda en coma y además se enamora de Bree Van de Camp, a quien por lo visto todos los hombres manejan como quieren.
Cuando empezó la tercera temporada yo estaba mosqueada. Bree había pasado de un farmacéutico psicópata a un dentista psicópata. La trama del primero no cuajó tanto como esperábamos porque prometía más sufrimiento y sobre todo más suspense. Pero la cortaron de cuajo, quizás porque ya imaginaban esta otra... no sé.
La cosa es que se parecían. Bree se enamora de dos hombres que han matado a gente y que la tienen engañada. Uno de ellos a su marido y otro a su propia mujer.
Pero claro, ahora la cosa es distinta porque aún sabiendo que ha atropellado a Mike, aún imaginando (no lo sabemos a ciencia cierta) que ha matado a su mujer, que odia a su madre, que ha asesinado a una francesa ¡este tío nos cae bien!
Me encantan las caras de complicidad que le pone al hijo de Bree. Me encanta como la ayuda en la cocina y como se complementan cuando descubren una mancha de vino en el mantel. Están hechos el uno para el otro, y por más asesino que sea, es el asesino que Bree necesitaba en su vida. Además ha valido la pena que Susan cambiara a Mike por Ian, que es un encanto y no se lía a tiros con la gente.
No sé si será cosa del personaje, pero ¿como puede caernos mal el agente Cooper?



T-Bag

Pederasta, psicópata y asesino. Sí, pero nos encanta. Al principio debo reconocer que no me gustaba mucho porque no le dejaba sacar el tornillo a Michael. Pero después la cosa mejoró.
Abruzzi era un tarado y álguien tenía que enfrentarse a él. Cuando se metió en el grupo de trabajo pensamos, mierda, éste la caga. Pero luego se convirtió en el más gracioso.
Es ese tipo de personaje del que no se puede prescindir a pesar de que éste sí que es un verdadero hijo de puta. Y aunque el actor es deconocido y ni siquiera es guapo, ni agradable, cuando sale, el resto del plano desaparece.



15 noviembre 2006

Adivina quien soy

Película para no dormir de Enrique Urbizu con guión de Jorge Arenillas. Voy al grano. Spoilers a tutiplén.

Todo empieza en Centroamérica. Homenaje a El exorcista. Jose María Pou vendría a ser el padre Merrin. Persigue a álguien, lo encuentra y cuando lo va a matar se le escapa.

Época actual. Una niña que adora las películas de terror y en su cuarto en vez de una Barbie tiene un Nosferatu en ocasiones ve monstruos. Pero son sus amigos.




Su padre por lo visto ha muerto y vive con su madre que es enfermera. La madre está muy delgada y no se le entiende cuando habla pero no porque tenga alguna disfunción maxilofacial, sino porque es Goya Toledo.

Los monstruos que se le aparecen a la niña son el garrulo de La mantanza de Texas con su sierra mecánica y un montón de trozos de bacon en la cara y el vampiro Nosferatu.




La niña que parece de 12 años porque tiene un cuerpo enorme y voz de camionero, en realidad debe de tener unos 6 porque está en preescolar. Yo sé que la educación ha cambiado y la verdad es que no tengo ni idea de qué diferencia hay entre cuarto de la Eso y segundo de bachillerato, pero si un niño lleva un baby en cuadros vichy blancos y celestes, ese niño no está en Primaria ni de coña. Además el resto de niños eran pequeñísimos, estaban sentados en mesas enfrentadas y el profe les estaba dictando un texto de lo más ramplón con vacas, flores y conejitos.


Esto a mí me estaba volviendo loca así que solo intentaba recordar qué coño había hecho yo en mis 3 primeros años de primaria ¿cómo eran los dictados? ¿Llevaba uniforme? ¿Rodrigo empezó a ser mi novio en segundo o en tercero? Eso hizo que me desentendiera un poco de la trama. Pero bueno, algo de atención presté.

El hobbie de la niña es el terror, ella está todo el tiempo viendo pelis de miedo. Así que cuando la madre la manda a bajar la basura la niña se mete en un cuarto y ve por primera vez al monstruo de la Matanza de Texas.

Esto es un poco estúpido porque los fans del terror somos los más miedicas, pero bueno. No tenemos por qué generalizar.

La niña habla todo el tiempo con el vampiro, se lo encuentra en la calle, en la playa. El vampiro ve que la madre de la niña habla con el profesor del cole. Esa noche lo mata.

El padre Merrin va a buscar a la madre de la niña para contarle que el padre que creían muerto está vivo. Pero no va y le dice Oye, que el padre de tu hija está vivo. No. Da una de vueltas... primero llama al hospital para preguntar que a qué hora sale ella. Tanto lío para luego no ir. Al día siguiente sí que va pero se sube en el mismo autobús que ella y simplemente la observa. Un día que la mujer está cambiándole el suero a un paciente ahí está él, sentado en una silla. Entonces se lo cuenta.



Aquí tenemos dudas. Un amigo dice que el padre Merrin en realidad no era sacerdote, que era policía y que le contó a la madre que su marido había matado a su hija (la de Merrin) y quería vengarse. Mi novio dice que sí era sacerdote y que qué hija. Y yo, seguramente sumida en aquellos recuerdos del colegio no me enteré de que tuviera una hija, pero tampoco de que fuera cura. Igualmente no pasa nada, lo único importante que necesitan saber es que el padre Merrin perseguía al vampiro.

El vampiro mata al padre Merrin que le dispara varias veces pero las yerra todas. Y esto puede ser porque era muy mal tirador o porque el vampiro era inmortal (Aquí todavía creemos que era un vampiro de verdad).

Una noche la niña que está pasando el tiempo dando vueltas por los sótanos oscuros del edificio ve en el garaje a su madre follando con el conserje.

El conserje luego muere.

Esa noche la niña invita al vampiro a su casa y Goya Toledo se queda petrificada. Pero qué haces aquí? Vengo a comer pizza ¿Te gusta la piña? le pregunta la niña que en principio no sabe que es su padre (Nosotros tampoco lo sabemos a ciencia cierta pero lo intuimos). La conversación en la mesa se pone tensa. El vampiro deja caer que su mujer era una... (o puta o drogadicta, a gusto del espectador). Entonces ella grita ¡No! para que el vampiro no termine la frase y él le da un guantazo.

Aquí la niña ya empieza a estar hasta los cojones de su nuevo amiguito y parece que se arrepiente de haberlo invitado a cenar.

La madre la acuesta en la cama. La madre folla con el vampiro. Aparece el otro monstruo sentado en la cama con la niña, saca la sierra mecánica y va a matar al padre de la niña (que no era un vampiro claro). El padre sale huyendo y aparecen todos los monstruos conocidos, el verdadero Nosferatu, Mr. Hyde... vamos, un montón, todos super bien maquillados y mejor vestidos.

Y nada, que se lo cargan.

La película termina con la familia en el salón, la madre, el padre leyendo el periódico y la niña viendo la película del comienzo, esa en centroamérica con José María Pou.

Créditos.

Yo por mi parte no vuelvo a ver una película para no dormir española. A no ser que me paguen.

13 noviembre 2006

Cuento de Navidad

En esta época del año tan bonita, llena de pompones y brillitos dorados nada mejor que una película para no dormir.

Paco Plaza era mi última esperanza (me encanta El segundo nombre). Y qué les voy a contar que no sepan. Pues que no. Que tampoco.




Yo creo que es un problema general porque casi todas estas películas lo tienen y se solucionaría con una visita a la Fnac. Planta segunda, sección cine, subsección Guiones, autor Syd Field, El libro del guión.

Para aquellos lectores que nunca hayan escrito un guión les voy a dar unas lecciones sencillas que aprendí con el citado libro que me regaló una tía que no sabía qué comprarme casualmente por Navidad. Así que ya saben, después de esto todos podrán escribir su propia TV movie. Y luego hacemos un concurso. Eso sí, que los guiones se los lea otro, que yo después de la de Urbizu me retiro.

Lo primero que tienen que aprender es que hay unos plot points, o lo que es lo mismo puntos de giro, que se van colocando a medida que se escriben las páginas. A las 30 páginas pones uno, a las 45 pones otro y a las 75 otro. Más o menos. Tampoco es una ciencia cierta pero si queremos efectividad mejor que contemos bien.

¿Que qué es un plot point? pues es ese acontecimiento que sirve para que la historia cambie y el espectador siga con los ojos abiertos. ¿A que parece fácil? Pues no lo debe ser tanto porque en todas estas películas los puntos de giro están en el sitio equivocado, si están.

Me dirán los listos las reglas están para romperlas, claro, pero eso si eres David Lynch.




Cuento de Navidad se desarrolla en el año 85. Supongo que para utilizar una serie de referencias que marcaron la infancia del guionista y son, como no, Star wars, el equipo A, Karate Kid...

Los protas son cuatro niños y una niña. Amigos y residentes en una típica ciudad costera. Estamos en invierno, en Navidad, y una tarde encuentran tirada dentro de un pozo, a una mujer vestida de Papá Noel. Van a avisar a la policía y al llegar a la comisaría descubren un fax con la foto de la mujer. Es peligrosa y ha robado dos millones de pesetas. Se largan de la comisaría sin contarselo a nadie e intentan sacar tajada del asunto.

Hasta aquí la sinopsis oficial, a partir de ahora la sinopsis con spoilers.

Todo empieza con una película de zombies ochentera (lo mejor de la peli sin duda). Los niños son fans y se la saben de memoria. Hay un ritual para convertir a un muerto en zombie. Algo con una gallina. La peli cuenta que para matar a un zombie hay que clavarle algo en el ojo y deberia echar un líquido negro y viscoso.

Los niños son muy típicos, hacen gamberradas, tienen conversaciones tontas sobre personajes de películas, y no parecen malas personas. Pero claro, cuando ven a la mujer del pozo se les enciende la lamparita y deciden quedarse con los millones. Eso es llamativo porque no parecían tan desalmados.

Al principio le tiran comida, pero luego descubren que es probable que si la hacen pasar hambre les diga donde está el dinero. Así que dejan de darle de comer.

Los chicos se vuelven sádicos y la niña se desmarca, intenta darle comida a la mujer pero los niños se lo impiden.



Hasta ese momento, a pesar de las tonterías de tanta referencia y tanto guiño cinéfilo que no aporta nada, me está pareciendo una peli estupenda porque son los niños los que toman las riendas. Los niños dominan al coco. Es una mezcla entre los Goonies y Hard Candy. Y pienso esto sobretodo porque estamos en el minuto 45 y nada ha cambiado (la mujer aparece en el minuto 5). Porque en el minuto 45 está todo el pescado vendido. Uno sabe quién es el bueno, quién es el malo, por qué hacen lo que hacen y lo más importante sabe quién quiere que gane.

Pero de pronto sucede algo, dos de los niños hacen un ritual con una gallina. Una mañana la mujer aparece muerta. Van en busca de la policía que cuando llega descubre que la mujer ha desaparecido. Los del ritual confiesan a sus amigos lo que han hecho, la mujer se ha convertido en un zombie. Atención, estamos en el minuto 50 cuando pasamos de Hard Candy a Resident Evil.

Y jode, porque te estaban vendiendo una cosa y pasa a ser algo típico (repetido además en la de Balagueró). La supuesta muerta empieza a perseguir a los chicos y yo en ese momento tiré la toalla y me fui a regar la gardenia. Mientras, escuchaba toda la persecución de fondo. Porque ¿qué podía importarme? Si los niños eran unos cabrones, si la mujer era mala (ahora ya lo era) ¿con quién tenía que identificarme yo? No me importaba ninguno de esos críos insoportables y la mujer, que sí me había importado ¡Había cogido un hacha! ¡Un hacha! por Dios Santo. Y con el hacha y además cojeando, iba haciendo chispitas por la pared ¡Chispitas!

Estas cosas hacen que los espectadores perdamos la paciencia y nos desentendamos de la historia totalmente.

Luego, pues lo de siempre. Matan a la zombie, pero no se lo pierdan, la mata el fan de Karate Kid con la patada de la garza. Miro el reloj y quedan ¡10 minutos más! Que álguien me explique esta estructura porque es de locos.

Después hay un giro final. En realidad la mujer no era una zombie porque no estaba muerta. Pero ahora que sí lo está, sí se convierte en una zombie y los mata a todos (esta escena por suerte es en off). A la niña le perdona la vida porque le había dado de comer.

De la dirección lo único destacable es que Paco Plaza decide no mostrar a ningún adulto, todos salen con las cabezas cortadas, a excepción de la presunta zombie. Yo de él hubiera hecho la peli de zombies que prometía durante los 5 primeros minutos, esa seguro que hubiera sido maravillosa.

Para que vean lo ridículo del tema, en internet casi todas las sinopsis de la película, salidas de la propia web de Filmax, cuentan la peli hasta el momento en el que los niños creen que la mujer está muerta, avisan a la poli, estos llegan y la mujer ha desaparecido. Es decir cuentan los primeros 50 minutos. Cuando es así, o hay un gabinete de prensa muy malo o el guión está escrito como el culo.

El libro cuesta 21 euros más o menos. Tampoco es tanto ¿no?



12 noviembre 2006

por qué

1) ¿Por qué no me gusta Anatomía de Grey?

La competencia es tremenda y hay que diferenciarse. Para eso se toman decisiones creativas arriesgadas o simplemente originales. En el caso de esta serie los creadores decidieron hacer una de hospitales pero con gente que no pareciera que estaba en un hospital. Los personajes van a ser lo más importante, Grey va a tener una jartá de problemas y habrá un montón de secundarios divertidos y por supuesto ingeniosos. Eso sí, que no parezcan médicos, que en general son feos y calvos.
Ningún personaje parece médico, una es una preciosa modelo, la china es una borde y hay un pamplinas que deambula por ahí con aspecto de víctima desahuciada. Y luego está Grey que lo único que la he visto hacer en los pocos pero suficientes capítulos que me he tragado ha sido mirar a los enfermos con cara de obnubilada y dejarlos morir.
Nunca la he visto curar a nadie. En el piloto salva la vida de una chica pero en plan teórico. Luego se les queda mirando y ya. Todos la tratan mal, como si fuera una novata. Pero claro, su aspecto de treinteañera operada no va bien con ese concepto.
Ojo que no estoy criticando a estos personajes (a Grey sí). Son lo que son, están bien, pero para otra serie. No digo que una doctora no pueda ser modelo, digo que esta gente se comporta como si estuviera en una agencia de publicidad, o en un colegio, o en un bar de Boston. Pero no en un hospital. Y esta idea de qué creadores más innovadores me resulta tan caprichosa que me saca de la historia.
Pongo un ejemplo. Se van a la grada a ver las operaciones zampándose una bolsa de palomitas y aplaudiendo a los cirujanos. Verosímil no es. Ridículo, bastante. Y yo me trago las estupideces de Lorelai Gilmore con la cabeza bien alta. Pero es Lorelai Gilmore, un PERSONAJE DE VERDAD en el sentido más profundo de la palabra verdad.

2) ¿Por qué me gusta Los serrano?

No la veo por una cuestión de prioridades pero me gusta. Tiene problemas, como no (¿qué es esa tontería de que los hermanos pequeños también se líen?? eso es un incesto en toda regla) pero sale bien parada de ese formato infernal de 80 minutos y eso se puede decir de pocas. Y para mí ese es su único hándicap.
Los serrano tiene varias vías por las que enganchar y las usa todas. El grupo de los tres chiflados (Fiti, Bonilla y Resines), la historia de amor entre Marcos y su hermana y el colegio y sus niños graciosos. y aquí hay dos vertientes, la de los adolescentes (alejo sauras es lo mejor de la serie) y la de los niños que es más flojita (a mi me gustaba un argentino muy gracioso).
Pero bueno todo esto no serviría de nada si la serie estuviera mal escrita o mal dirigida. Pero no es el caso. No hay profundidad en las historias, pero tampoco se necesita. Solo pasan cosas del estilo de Friends, cosas superficiales que hacen gracia y no creo que les beneficiara ir a más. Todos los actores están bien (excepto los niños que son un coñazo) así que le doy un 5 y la encumbro en la mejor serie española existente.

3) ¿Por qué me gusta Yo soy Bea?

Porque la actriz es fantástica, porque él está bueno aunque sea un ladrillo, porque me descojono, y porque un culebrón siempre es necesario. De cualquier manera es importante aclarar que puedo prescindir de ella, hay días en que no la veo. Eso sí, siempre compruebo si el cambio se acerca. No vaya a ser que me pierda la transformación y entonces tenga que cortarme las venas.
Hay dos cosas que una chica nunca debería perderse: la final de supermodelos y el cambio radical de Bea.

4) ¿Por qué no me gusta Buenafuente?

Me aburre hasta hablar de él. Solo diré que es un programa que todo el mundo dice que ve pero nadie ve. Al revés de lo que pasaba con Crónicas Marcianas, porque este 15% de share es un poquito escaso. Estoy harta de oír que es un programa inteligente. Los programas inteligentes o son divertidos o enganchan, o las dos cosas.
Pero el porqué es lo que importa. Porque es presuntuoso, porque se sabe superior. Y no. No.

5) ¿Por qué no me gusta El comisario?

Porque los personajes son un desastre, porque están siempre preocupados y sueltan parrafadas de explicaciones aburridas y estúpidas. Porque los actores son feos, porque además no se creen lo que dicen, porque nadie se lo puede creer. Porque la gente no habla así. Porque bastante patraña era la serie ya como para encima meterle un CSI de pacotilla. Porque Tito Valverde está para matarlo. Porque parece una parodia de Homozapping.

04 noviembre 2006

Me llamo Earl

Estos días he estado totalmente fuera de juego. Me he ido de viaje por cosas de trabajo, metida dentro de una feria durante 3 días infernales, tanto que un temporal pasó por delante y yo no me enteré.

Además, el estrés y el cansancio me cambiaron el sueño y ahora me quedo dormida en cuanto me acerco a un sofá y esto significa que es imposible que yo pueda ver del tirón un capítulo de más de 20 minutos de una serie en inglés.

Es angustiante porque solo puedo ver cosas cortas y dobladas, así que en este momento, en mi vida solo cabe Me llamo Earl.




Supongo que sabrán que ganó un Emmy por su piloto y se lo merecía, porque es un capítulo divertidísimo y lleno de giros. Earl es Jason Lee, ese ser adorable que nos conquistó al contar aquello del pedo y la felación en Mallrats. Su hermano es Ethan Suplee que también estaba en el centro comercial intentando ver un barco de vela. La ex mujer de Earl es Jamie Pressly que le pone el toque histriónico al asunto.



Hay muchas cosas buenas que decir de esta serie, pero la principal es el argumento. Earl es un ladrón de poca monta, un perdedor, un ser corto de miras, casi sin cerebro que de pronto ve en la tele un programa en el que se habla del karma: Si das cosas buenas recibirás cosas buenas y si das malas ni te cuento. Earl adopta el concepto como estilo de vida y decide escribir en una lista infinita todas las cosas malas que ha hecho en su vida para remendarlas, así que por ejemplo tendrá que pedirle perdón a un amigo que ha ido a la cárcel durante años por un robo que en realidad había cometido él mismo.



La lista es de lo más estrambótica y en cada capítulo se tacha uno de los nombres. Los personajes episódicos son rarísimos, y aunque parezca imposible que haya gente aún más freak que los hermanos protagonistas, siempre nos sorprenden. En uno de los primeros capítulos sale el loco de Prison Break haciendo eso que tan bien sabe hacer (de loco claro) en una de las escenas más desternillantes hasta ahora (la de la Biblia).

La serie es contada a través de la voz en off de Earl y está llena de flashbacks para que veamos qué clase de maldades había llegado a hacer en su oscuro pasado.

Me llamo Earl no es una serie de chistes (no es Friends), es una serie de situaciones de pura comedia que llega al climax con paciencia e inteligencia.

He leído por ahí que es absurda y surrealista, yo creo que no. Lo son los personajes. Son el colmo del esperpento y el colmo de la estupidez.

Si hay algo que no me gusta es el personaje de la chica hispana que trabaja en el hotel, pero supongo que está ahí como contrapunto, álguien tiene que pensar.

Dice mi amigo Thehardmenpath que hay que verla en inglés porque Jason Lee habla con acento sureño y yo le creo.