30 septiembre 2007

La verdad

Cuando uno ve 5 estrenos seguidos de series españolas la realidad se difumina, en cuanto una es menos mala que las otras, le parece maravillosa. Y me gustaría poner las cosas en su sitio.

Las series españolas no me gustan. Por ahora. Puedo ver que Cuestión de sexo es mucho mejor que las demás, puedo ver buenas maneras, chistes graciosos, puedo reirme y pasar un buen rato. El segundo capítulo me lo grabaré, lo veré y nos reiremos. Pero lo haré por un tema de curiosidad, no será por placer. Por placer veo otras cosas. Las series españolas no me hacen sentir NADA. A las series españolas les falta verdad.

El otro día no sé por qué me acordé de un capítulo de Sexo En NY. Es de la sexta temporada, se llama El derecho de la mujer a elegir su calzado. Cada vez que en foros se habla sobre esta serie aparece esta palabra: irreal. Esas mujeres no son reales, dicen.

El capítulo es así. Una amiga de Carrie tiene un bebé y organiza una fiesta de nacimiento. Carrie compra el regalo (de una lista) y va a la fiesta. Nada más llegar al piso le hacen quitarse los zapatos para que el bebé no esté en contacto con la porquería de la calle. Cuando Carrie se va de la fiesta, descubre que sus zapatos han desaparecido. Eran unos Manolos. La dueña de la casa le pide perdón y ya. Carrie vuelve otro día para ver si los zapatos han aparecido. Su amiga le propone pagárselos, pero cuando Carrie le dice el precio (470 dólares) la mujer alucina, le dice que le dará 200 y le explica que es una madre con 3 hijos, que tiene otra vida muy distinta a la de Carrie, con muchos gastos y que no puede estar financiándole sus caprichos.

Carrie se siente fatal. Pero llega a una conclusión, ella durante toda su vida le ha hecho regalos a su amiga por dos mil dólares, que si la boda, que si los 3 nacimientos de los niños, que si el nuevo piso y ¿si ella eligió ser soltera? ¿Por qué no ha recibido nada? Los regalos son para celebrar la vida que uno elige. ¿Por qué ella no puede celebrar la suya? Así que le manda una invitación a la amiga, Carrie ha decidido casarse consigo misma. La lista de bodas está en Manolo Blahnik y en ella solo hay un regalo. La amiga va a la tienda y compra los zapatos. Al final del capítulo Carrie corretea por la calle con sus Manolos plateados mientras piensa que "a veces es difícil meterse en la piel de una mujer soltera, por eso las solteras necesitamos zapatos de piel muy especiales para hacer la vida más divertida".




Cualquiera que vea el capítulo lo primero que piensa es en los zapatos: Esas mujeres son irreales porque nadie se gasta 470 euros en unos zapatos. Esas mujeres son reales, porque esos guionistas tampoco se gastan 470 euros en los zapatos, ellos hablan de sí mismos y lo encauzan a la realidad de esas cuatro mujeres. Con la excusa de los Manolos durante 20 minutos te hacen una disquisición sobre la sociedad, sus normas establecidas y el paso del tiempo. Quedarse con la anécdota de los zapatos es un error. Y las solteras se emocionan al ver a Carrie saltando con sus zapatos, que no son unos zapatos, son un premio a su libertad (no de ser libre, sino de elegir ser lo que quiera). Y todas las casadas que han dejado al bebé en la cuna para dedicarle 20 minutos a su serie, se emocionan y recuerdan aquello que perdieron o aquello que ganaron.

Sexo en NY soltaba verdades y te hacía sentir cosas. Y tenía el plus del sexo (explícito como en pocas) que estaba ahí todo el tiempo, pero digamos que se apoyaba en el sexo o lo usaba como excusa para hablar de los hombres y las mujeres, de sus manías, de sus relaciones y del amor.

Cuestión de sexo se queda en la anécdota. No profundiza. Y una cosa no quita la otra, se puede ser una comedia y a la vez emocionar. Y con emocionar no me refiero a que Willy Toledo vuelva con su mujer y los dos decidan en vez de practicar el sexo, pegarse un atracón de comida encima de la cama. No, eso no emociona. Para emocionar hay que contar la verdad. Hay que dejarse de historias y abrirse. ¿Qué hombre le dice a una mujer en plena calle "No te deseo"? ¿Qué mujer lo acepta y se queda tan pancha? Hay que escribir sobre lo que uno sabe, ha vivido, ha sentido. Y no sobre lo que uno imagina que pasaría si...

En Sexo en NY ninguno de esos guionistas se ha comprado unos zapatos de 470 dólares. Pero muchos alguna vez en su vida se han sentido culpables por ser solteros. Y esa es la verdad.

14 comentarios:

Ra está en la aldea dijo...

Ah, cuán hábil y agudo post. Nada que añadir, porque todo es verdad. Por cierto, he cambiado la piel y ahora soy blogspot.

SisterBoy dijo...

Mer ya hemos hablado de esto otras veces. Antes de las privadas se hacian grandes series en España asi que se trata de una cuestión de dejarse llevar por lo que se supone que le gusta al público cosa que no pasaba cuando sólo había un ente televisivo. En aquellos años era "esto es lo que hay, miralo o vete al carajo". Y la verdad es que funcionaba.

Mer dijo...

Cuidado que estás hablando de miniseries y no es lo mismo. La producción era diferente, prácticamente era cine.
Raquel busca su sitio era buena, y es de hace unos 5 años. Una época en que ya se pensaba en el gusto del público.

(!) hombre perplejo dijo...

¿Sabes qué hago yo por placer? Leo tus posts. Puede que tu bitácora no sea una serie "de televisión" (tampoco lo son muchas de las que así se autodenominan), pero tus capítulos enganchan y estoy esperando que llegue el siguiente para disfrutar con tu Verdad.

Anónimo dijo...

te leo cada semana, y creo que este post es el mejor de todos los que has escrito. Felicidades.

Arual dijo...

Genial post Mer!! Claro, conciso y muy verdadero. Yo veo una serie española y debería identificarme más con ella que con una serie yanki y no pasa, no sucede, por el simple hecho de que no reflejan la verdad, y aquí lo has explicado muy bien.
Por cierto adoro ese capítulo de SEXO EN NY del que hablas, reivindico el derecho a elegir, tener pareja o no, casarse o no, tener hijos o no, comprarme unos manolos o no, aunque en esta última disquisición entra pedir un aumento de sueldo, jeje!

Mer dijo...

Un blog no es nada sin sus comentarios y ustedes son los mejores lectores que una chica puede tener. Gracias!

Anónimo dijo...

Gracias por este post! Has conseguido verbalizar a la perfeccción las sensaciones que tuve cuando ví ese capítulo de SNY. La libertad de elegir y de no sentirte culpable por no "pensar en los demás". Yo también quiero "mis Manolos" en la vida..

Javi Boix dijo...

Me encanta este post y me encanta SNY. A mí me parece una serie muy real, hay gente como Carrie que se gasta 470 $ en unos zapatos o más. Ese capítulo en concreto es uno de mis preferidos, yo he pensado mil veces en hacer como ella y celbrar mi soltería!!
Enhorabuena por el post de nuevo

Anónimo dijo...

Yo es que siempre he sido de la creencia de que la gran diferencia entre ficción y realidad es tan obvia como es la verdad y la mentira, el problema es, que en España, no se sabe mentir.

Es más, no sabemos crear mentiras. El 90% de las premisas, de los conflictos o de los gags son copias de series o películas extranjeras, cuando no de otras autóctonas. Los personajes son tediosamente arquetipicos, esquemáticos. Las series que tienden a funcionar son demasiado corales. No sabemos construir personajes, no sabemos construir historias frescas, nuevas, originales, diferentes.

El problema, para mí, no es que no nos queda cercano el personaje. Es que ya nos lo sabemos. Y eso no viene de que no haya buenos guionistas, sino de que los que invierten la pasta no les dejen la libertad que necesitan para ejercer su profesión. Y de que, por supuesto, el grueso de la audiencia prefiere "las matrimoniadas" a "the office", "hospital central" a "Dexter" o "Aída" a "Me llamo Earl".

Anónimo dijo...

Esto es un caso de telepatía!! Ayer mismo me llamó mi mejor amiga, que tiene un hijo de dos años y medio. Me ha preguntado qué tal y cuando comenzaba a hablar, el niño ha comenzado a gritar. Ella me ha interrumpido para explicarme todo lujo de detalles sobre el estreñimiento del niño (al que adoro, conste). La conversación ha terminado con un grito del peque y un "te llamo cuando haya hecho caca, adiós". Y hasta ahora.

Cuando vuelvo a mi ciudad e intento que nos veamos siempre es en su casa, le damos de cenar, le acostamos y cuando vamos a charlar ella se queda dormida mientras hablamos, o está su marido delante y tampoco es cuestión de hablar de ciertas cosas.

Eso sí, siempre que nos vemos me reprocha que ya no le cuente nada de mi vida.

El caso es que nada más colgar el teléfono he recordado exactamente ese capítulo, me he imaginado a mi amiga observando a su retoño hacer sus necesidades compadeciéndose de su amiga la soltera, y me he largado a un Factory a comprarme unos Camper. Estaban rebajadísimos y no han sido ni mucho menos unos 470 dólares más impuestos. Pero me han sabido a gloria. Porque yo lo valgo.

LE BLOG dijo...

AQUÍ UNA FAN DE SEX AND THE CITY. No me canso de ver los capítulos. Y si yo pudiera, también me compraría unos Manolos. Y soy real. Lo que pasa es que cada uno se gasta el dinero en lo que le da la gana. Muy buen blog, lo acabo de conocer.

Anónimo dijo...

Sexo en Nueva York es una serie de la que siempre puedes sacar un tema para hablar, para discutir, como era el caso de este episodio... pero hay que saber dejar al margen lo superfluo, el envoltorio, en este caso los Manolo o los diseños de Dolce & Gabanna. Me encanta Sex & the city!

Miss D dijo...

Me encanta la serie, la pelicula y espero ansiosa ver el estreno de la segunda. Al parecer se les ha ido un poco de las manos el tema del vestuario y calzado, antes soñabamos en parecernos a ellas y nos empeñabamos en relacionar cosas que nos pasaban cuando estabamos las chicas reunidas con sus situaciones. Ahora esto nos lo han puesto mas difil, ¿cuantas de nosotras se puede permitir pasear con esa ropa por el desierto? ¿o esos armarios? ¿estilismos? ¿ser mujeres trabajadoras y al mismo tiempo salir de compras con amigas, de fiesta en los mejores bares de NY...? aun asi estamos ansiosas de que llegue el 4 de junio, ponernos bien guapa y salir a celebra las llegada de un buen estreno y brindar por nuestra amistad!

Miss D