La propuesta al principio parecía obvia. Se intentaría recuperar al nostálgico y selecto público de
Lo más plus y además los detractores del
Tomate, que ya por aquella época pedían su cabeza, aceptarían con ganas una alternativa real.
El programa invitaría al debate y al petardeo del fino, que es el mismo, pero sin faltar. Más camuflado, más petardeo de sarao de feria de abril. Con colaboradores muy glamourosos, muy bien hablados y un plató super ideal.
La mujer spoilerEl primer problema vino con la pareja protagonista.
Boris y
Ana son completamente distintos, pero mediáticamente se trata del mismo personaje. No se complementan nada.
Boris era pareja de
Sardá,
Ana de
Schwartz. Y
Sardá y
Schwartz eran los tipos serios. Así que
Ana y
Boris no tienen ninguna gracia.
Cada uno por su lado es la pareja perfecta, el acompañante, el que necesita de un maestro que lo lleve y lo dome. En
La ventana, Boris es uno de los mejores tertulianos que cualquier locutor desearía para su programa. Pero para eso está
Gemma Nierga, para conducirlo por el camino correcto.
Ana y
Boris no saben por donde ir. Se lian, sienten que deben rellenar cada silencio con comentarios de cualquier tipo, se cortan, se interrumpen, hablan a gritos. No escuchan a los demás, ni siquiera se escuchan el uno al otro.
Ana García Siñeriz, que es esa mujer a la que tuvimos que aguantar durante años contándonos los finales de todas las películas nominadas a los Oscar, no sabe escuchar. Piensa en lo que va a decir mientras el otro está hablando. A veces alguien le llama la atención, a veces un entrevistado está a punto de contestar si realmente se ha acostado con
Mónica Cruz y ella antes de que el tipo lo diga ya le está preguntando otra cosa. "Pero si iba a contar que..." Se oye a lo lejos, y el programa sigue adelante. Nadie más habla de
Mónica Cruz, se hace el griterío y entonces uno coge el mando a distancia.
Boris es un tío cultivadísimo, pero nada de eso se ve en su programa. Y no me parece mal, pero por Dios, no malgastes lo que tienes. Si tienes a un
Boris, no lo hagas hablar de la familia Mccann, no me seas chabacano. Que conste que yo adoro a
Boris Izaguirre, no van por ahí los tiros.
El programa tuvo tres momentos. La primera etapa era la más histriónica. Acababan de empezar y no sabían de medidas. Era imposible escuchar lo que allí se decía pero en cuanto a contenidos era estupendo. La segundo vino con el momento sensacionalista, que tocó fondo en verano con el asunto de Maddie y sus presuntos padres asesinos. Desde que los padres fueron acusados, el programa se entregó a la causa. Volvían de un parón veraniego (inexplicable con un año de vida) y se encontraron con "Está pasando" en telecinco. La única manera de recuperar al público que se había ido en manada a la basura era con más basura. Y sí que lo recuperaron. El suceso vende siempre.
Y por último llegó la etapa más triste de todas, que es la de la dependencia y la que hundió al programa a las cotas de audiencia más bajas de su historia. Empezó con el inicio de
Fama. ¿A quién se le ocurrió que después de dos horas de reality alguien en su sano jucio podría querer quedarse en la cadena viendo otra vez cada una de las imágenes del programa anterior? Es de locos.
Además ellos promueven el debate desde su lado más frívolo. En
Fama, por primera vez, lo de menos es la convivencia. Nos interesa más el baile. Si a Miguel le gusta o no le gusta Mary no tiene la menor importancia. No me interesa ni a mí, imagínense.
Lo peor es que todo resulta tan impuesto. Pero tanto. Están todos hablando de
Fama con las mismas ganas con que yo limpio la bañera. Es que no hay debate. No van por ahí los tiros.
Fama no se presta a eso. Al menos no de esa manera. ¡Es un programa diario!
En telecinco esto se ha aprovechado desde el nacimiento de
GH, pero
GH es un programa semanal. Aunque haya un resumen diario ¡¡de 20 minutos!! El programa es semanal, porque en la gala del jueves toda esa información que apareció durante la semana se vuelve a repetir. En
Ana Rosa o en
Crónicas, se aprovechaba el tirón de
GH pero no hay color.
GH permite que salga el psicólogo que todos llevamos dentro, esa gente se mete en una casa para que estudiemos sus comportamientos y analicemos cada frase y cada gesto. No hacen nada más que vivir para que nosotros los critiquemos. Ni cantan ni bailan. En
AR cuando había debate de
OT normalmente el día después de la gala, había un invitado y comentaban aspectos de lo que había pasado la noche anterior, incluso se votaba quién había cantado mejor o peor. Y esto tenía mucha gracia porque ¿qué oído puede tener
Belén Esteban para decidir quien canta bien o mal?
En
Crónicas Marcianas Sardá hacía todo un espectáculo sobre criticar a los concursantes de
GH. Incluso
Latre imitaba a los concursantes del programa. Y todo eso era divertido porque nadie se tomaba en serio ese debate.
En
Channel nº4 el intento por hacer un debate serio es lo que lo vuelve patético. Además, una de las protagonistas del proceso es
Karmele Izaguirre, la reina del corazón más rancio y clasicón que se ha visto en España. Así que todo resulta desagradable. Pero lo más importante, hay dos horas de
Fama diarias. Es demasiado. No necesitamos más.
El bajón de audiencia de
Channel nº 4 desde el comienzo de
Fama fue brutal. Lo que yo me pregunto es ¿Ninguno de sus responsables ve esto? ¿Tan difícil es? ¿Era necesario terminar con el programa? Los que hacen televisión ¿Ven la televisión? Es tan sencillo como dejar de trabajar durante un par de días, llenar la nevera, sentarte en el sofá y coger el mando. A veces cuesta, pero no vean lo que se aprende.