En su blog, Nacho Vigalondo habla de los mejores pases de cine de su vida. Me pareció una idea fantástica porque uno siempre piensa en pelis estupendas, pero no en esos momentos maravillosos o tristes en los que ha ido al cine a ver una película. Y por eso hoy llevo toda la mañana dándole vueltas e intentando recordar los míos y por eso vuelvo a escribir otro post aunque no toque.
Mi abuelo era administrador de una sala de cine muy grande y hubo un día absolutamente fantástico en que mi mejor amiga y yo pasábamos de casualidad por allí. Pretendíamos que mi abuelo hiciera una de sus llamadas estupendas para ir a ver gratis alguna de esas pelis para niñas de trece años con chicos monísimos y canciones de Madonna. Estuvimos mirando el periódico y ninguna parecía lo suficientemente teen. Entonces le preguntamos a mi abuelo ¿Y aquí qué dan? "Una Pfff, rara" nos dijo. Claro, esa pregunta les resultará extraña pero en un cine tan enorme, los carteles son tan grandes que solo se pueden leer desde la acera de enfrente. Por aquella época enterarse de los estrenos y de quién era cada película no era tan fácil y tampoco nos importaba mucho. Yo no era consciente de mi cinefilia y mi amiga me seguía donde fuera.
Así que entramos en la sala. La peli estaba empezada. Normalmente jamás hacíamos algo así, pero la peli según mi abuelo era rara y total no teníamos nada mejor que hacer.
Por alguna razón yo no sabía de la existencia de Indiana Jones, no sé si la primera entrega no había tenido repercusión en Argentina, pero seguramente a mí me había pillado desprevenida. Yo ni siquiera sabía que era de Spielberg. Tampoco entendía bien por aquella época qué hacía excatamente un director de cine.
Estábamos viendo El templo maldito (El templo de la perdición). En la sala había gente, no mucha, pero a nosotras nos daba igual. No parábamos de hablar, y de gritar y de agarrarnos las manos y de cerrar los ojos y de abrazarnos. No sé como nadie nos mandó callar pero no creo que hubíeramos podido hacerlo. En ese momento me di cuenta de que por más Chicas de Rosa que hubiera nada, absolutamente nada, era tan maravilloso como el cine de aventuras.
Ese mismo año habían abierto un videoclub cerca de casa y un día me dió por alquilar Rocky, Rocky II y Rocky III. No las había visto. Quizás fuera verano, o un día cualquiera de instituto, la verdad es que no había diferencia porque yo nunca fui de estudiar mucho y mis padres tampoco fueron de hacerme estudiar nada. Fue un día de locos, porque claro, se necesitan 6 horas como mínimo para ver todo eso. Yo solo recuerdo que hubo un momento en el que estábamos mi madre, mi mejor amiga, su abuela (?) y yo sentadas en la cama de matrimonio de mis padres viendo la pelea final de Rocky II y gritando como locas.
Y pensando en todo esto me pregunté... qué momentos televisivos fueron los mejores. La verdad que no me acuerdo de muchas cosas, no me acuerdo por ejemplo de qué pasó aquella tarde durante el último capítulo de Los ricos también lloran o qué hice exactamente el día en que terminó Falcon Crest. Son lagunas. Lo que sí recuerdo es lo sensacional que era llegar a casa del instituto cada día a las 2 de la tarde, comer y los tres, mis padres y yo, ver Cheers en el salón. Era un ritual. Después del capítulo llamaba a mi novio para hablar de todo lo que había pasado durante el capítulo. Y cuando Carla dice esto... No, lo mejor es cuando Woody...
El resto de grandes momentos televisivos los viví en Off. la final de Gran Hermano I por ejemplo. Estaba en valencia, en un rodaje. En un descanso me metí en un bar y pude ver algo. Odiaba a Ismael con toda mi alma pero me hubiera encantado verlo en casa.
Y todo esto me hace pensar... que es muy difícil volver a vivir momentos así. A mí me hubiera encantado ver el final de A dos metros bajo tierra en directo y cuando terminara saber que cientos de miles de personas estarían llorando como yo y poder coger el teléfono y llamar a álguien que lo ha estado viendo y preguntarle qué le ha parecido y saber que al día siguiente saldría en los periódicos y en todos los blogs y listas de correo y foros...
Pero ahora es impensable. Nadie tiene tanta paciencia y por más paciencia que uno tenga, por más que se espere al estreno en televisión, no hay garantía de que echen la serie en condiciones. Las cadenas de televisión pasan totalmente de nosotros. La única esperanza era Digital plus pero nos vamos a dar de baja porque es realmente vergonzoso lo que están haciendo (tengo que dedicarle un post a esto dentro de poco).
Momentos televisivos todos hemos tenido, lo malo es que ahora mismo es impensable vivir alguno colectivo. Hay quien se lo pasa pipa viendo Aída pero hablo de otras cosas.
Esta noche echan MIR. Ya he cargado la recortada. Y no, no tengo prejuicios, lo que soy es escéptica.
Mi abuelo era administrador de una sala de cine muy grande y hubo un día absolutamente fantástico en que mi mejor amiga y yo pasábamos de casualidad por allí. Pretendíamos que mi abuelo hiciera una de sus llamadas estupendas para ir a ver gratis alguna de esas pelis para niñas de trece años con chicos monísimos y canciones de Madonna. Estuvimos mirando el periódico y ninguna parecía lo suficientemente teen. Entonces le preguntamos a mi abuelo ¿Y aquí qué dan? "Una Pfff, rara" nos dijo. Claro, esa pregunta les resultará extraña pero en un cine tan enorme, los carteles son tan grandes que solo se pueden leer desde la acera de enfrente. Por aquella época enterarse de los estrenos y de quién era cada película no era tan fácil y tampoco nos importaba mucho. Yo no era consciente de mi cinefilia y mi amiga me seguía donde fuera.
Así que entramos en la sala. La peli estaba empezada. Normalmente jamás hacíamos algo así, pero la peli según mi abuelo era rara y total no teníamos nada mejor que hacer.
Por alguna razón yo no sabía de la existencia de Indiana Jones, no sé si la primera entrega no había tenido repercusión en Argentina, pero seguramente a mí me había pillado desprevenida. Yo ni siquiera sabía que era de Spielberg. Tampoco entendía bien por aquella época qué hacía excatamente un director de cine.
Estábamos viendo El templo maldito (El templo de la perdición). En la sala había gente, no mucha, pero a nosotras nos daba igual. No parábamos de hablar, y de gritar y de agarrarnos las manos y de cerrar los ojos y de abrazarnos. No sé como nadie nos mandó callar pero no creo que hubíeramos podido hacerlo. En ese momento me di cuenta de que por más Chicas de Rosa que hubiera nada, absolutamente nada, era tan maravilloso como el cine de aventuras.
Ese mismo año habían abierto un videoclub cerca de casa y un día me dió por alquilar Rocky, Rocky II y Rocky III. No las había visto. Quizás fuera verano, o un día cualquiera de instituto, la verdad es que no había diferencia porque yo nunca fui de estudiar mucho y mis padres tampoco fueron de hacerme estudiar nada. Fue un día de locos, porque claro, se necesitan 6 horas como mínimo para ver todo eso. Yo solo recuerdo que hubo un momento en el que estábamos mi madre, mi mejor amiga, su abuela (?) y yo sentadas en la cama de matrimonio de mis padres viendo la pelea final de Rocky II y gritando como locas.
Y pensando en todo esto me pregunté... qué momentos televisivos fueron los mejores. La verdad que no me acuerdo de muchas cosas, no me acuerdo por ejemplo de qué pasó aquella tarde durante el último capítulo de Los ricos también lloran o qué hice exactamente el día en que terminó Falcon Crest. Son lagunas. Lo que sí recuerdo es lo sensacional que era llegar a casa del instituto cada día a las 2 de la tarde, comer y los tres, mis padres y yo, ver Cheers en el salón. Era un ritual. Después del capítulo llamaba a mi novio para hablar de todo lo que había pasado durante el capítulo. Y cuando Carla dice esto... No, lo mejor es cuando Woody...
El resto de grandes momentos televisivos los viví en Off. la final de Gran Hermano I por ejemplo. Estaba en valencia, en un rodaje. En un descanso me metí en un bar y pude ver algo. Odiaba a Ismael con toda mi alma pero me hubiera encantado verlo en casa.
Y todo esto me hace pensar... que es muy difícil volver a vivir momentos así. A mí me hubiera encantado ver el final de A dos metros bajo tierra en directo y cuando terminara saber que cientos de miles de personas estarían llorando como yo y poder coger el teléfono y llamar a álguien que lo ha estado viendo y preguntarle qué le ha parecido y saber que al día siguiente saldría en los periódicos y en todos los blogs y listas de correo y foros...
Pero ahora es impensable. Nadie tiene tanta paciencia y por más paciencia que uno tenga, por más que se espere al estreno en televisión, no hay garantía de que echen la serie en condiciones. Las cadenas de televisión pasan totalmente de nosotros. La única esperanza era Digital plus pero nos vamos a dar de baja porque es realmente vergonzoso lo que están haciendo (tengo que dedicarle un post a esto dentro de poco).
Momentos televisivos todos hemos tenido, lo malo es que ahora mismo es impensable vivir alguno colectivo. Hay quien se lo pasa pipa viendo Aída pero hablo de otras cosas.
Esta noche echan MIR. Ya he cargado la recortada. Y no, no tengo prejuicios, lo que soy es escéptica.
5 comentarios:
Seguro que MIR estará bien, ya era hora de que en España se decidieran a hacer una serie de ciencia ficción. Ardo en deseso de ver la estación espacial por dentro.
Jajaja Deckard muy irónico... Bueno no puedo estar más de acuerdo en todo lo que dices Chicadelatele, ya no hay momentos multitudinarios de ese nivel, bueno sí el fútbol, jajaja, que de momento no puede bajarse por internet, en fin.
El final de la primera temporada de Motivos Personales (serie que me parecía horrenda) fue muy comentado.
Y un gran momento televisivo en la ficción española yo creo que fue el capítulo en directo de 7 Vidas, resultaba curioso pensar que los actores lo estaban haciendo a la vez que tu y otros cuatro millones de personas más lo veían.
Es verdad, cuando habia una sóla cadena de TVE (bueno en realidad habia una segunda cadena pero al igual que ahora, no la veia nadie) ya se sabia que al dia siguiente en clase todos hablariamos de lo mismo porque todos veiamos lo mismo.
La única vez (futbol al margen) que recuerdo haber llamado a alguien para comentar algo que daban en la tele fue en el 92 ó 93 con el programa "Al ataque" de Arus, yo por entonces vivia en otra isla y solia llamar a mi hermana para comentar lo que habian puesto
¡Gasp! cambio de look y misteriosa declaración de intenciones, estaré atento
Publicar un comentario