06 diciembre 2010

Ricas

La segunda temporada de Mujeres ricas terminó ayer en La Sexta y yo espero que no haya sido la última si no me ataré a un árbol en la puerta del chalet de Mariana Nannis hasta morir.

Cuando empezó la temporada yo tuve sentimientos encontrados, por varias razones:

1) Las mujeres sabían a qué atenerse. Habían visto los programas, y sobre todo el programa final en el que por primera vez se sacaban a la luz declaraciones off the record.

2) Todas ellas se habían criticado entre sí.

3) El programa había tenido éxito, es decir que había que explotar lo bueno, lo que el público quería, con la consiguiente pérdida de frescura. ¿Iba a ser esta vez todo impostado?

4) Todas ellas se hicieron famosas y entre una temporada y otra tuvieron tiempo de recibir todo tipo de feedback : adiós a la inocencia.

5) ¿Por qué ricas nuevas? ¡Queremos ver más a Nannis y menos a Romanov! ¿Y las Collado? ¿Cómo podremos vivir sin ellas?

Bien, cada uno de estos puntos ha sido rebatido. Todo en esta segunda temporada ha sido perfecto. Y aunque parezca mentira, los off the reccord se multiplicaron y fueron maravillosos.

Verónica

Verónica Pucci es una peruana de 40 casada con un millonario octogenario. Por amor, claro que sí. El hombre es como Eduard Punset pero en italiano y en mucho más anciano.

Verónica no entiende de tallas, todo se lo compra pequeño, tiene el pelo naranja porque todavía no se inventó ningún decolorante que haga milagros y lo peor es que no combina con el intenso marrón de su piel por culpa de un maquillaje cuatro tonos más alto de lo permitido.

Verónica se dedica a comprar. Compra electrodomésticos para cambiar una cocina que al final nunca cambia y caballos que nunca monta. Es una de esas mujeres ricas que una tiene ganas de abofetear y llevarla de compras por Ortega y Gasset. Aunque lo bueno que tiene Verónica es que su personalidad está muy definida, cree demasiado en sí misma y seguramente diría que un Chanel es demasiado aburrido para ella. Ella solo podría usar vestidos de Versace blancos.

Su paso por el programa seguramente habría pasado desapercibido si no fuera por él:


Se llama Víctor, es el chófer peruano y ya tiene grupo de fans en Facebook. Tanto le saca a los perros como le prepara los canapés para la fiesta. Ella a cambio de tanta entrega le regala de vez en cuando electrodomésticos nuevos perdidos en el trastero. Víctor es lo mejor que nos ha dado el programa pero lo demás no se queda atrás.

Natasha

Al principio fui reticente. ¿Una rusa muy sosa enseñándonos la opulencia de su hogar? ¿Dónde estaba la gracia? Ésta es rica de verdad, educada, guapísima. Nada que objetar. Me aburro.

Pero ésta fue la historia que más me cautivó, la única historia con giros, con personajes que evolucionan y ojo, sentimientos reales.

Natasha pertenece a la dinastía Romanov, vive sola con sus hijos en Marbella aunque está casada con un millonario ruso que no le hace ni caso. Como Natasha no tiene nada que hacer ha decidido ser cantante y ha contratado a Pedro Rilo, un productor musical para que le preste una canción y se la produzca con videoclip y todo.

Natasha ya dejó claro desde el primer programa que su relación con su marido era más de amistad que de amor y esto lo dijo en un vídeo colgado en internet que su marido puede ver cuando quiera: "He pensado en separarme pero no lo hago por mis hijos". Pero en los vídeos el marido no sólo puede ver lo que ella dice (que con suerte no entiende nada), sino ver lo que ella hace con su productor y la manera en que lo mira. Pedro y Natasha cantan canciones de amor en los atardeceres de Marbella. Cuando ella cumplió 40 se compró una Harley que no puede conducir porque no tiene carnet y se puso un tatuaje en el hombro emulando al de Melanie que pone "Pedro".

Yo sólo espero que haya una tercera temporada para ver qué pasa con esta pareja. Y la verdad es que mentiría si dijera que no me gustaría ver al marido ruso de vuelta a casa reivindicando su posición y cargándose al productor, pero que se de prisa, no vaya a ser que se lo cargue antes el hijo con complejo de Edipo de Natasha.

Natasha lo dejó claro, quiere una segunda vida llena de amor. Y de besos. Y esas son las cosas que nos encantan. Sabemos que el dinero no lo puede todo ¡¿De qué te sirve ser rica si estás atada a un hombre al que no amas?! Y luego es cuando caemos... Los pobres también tenemos estos problemas pero no los recursos necesarios para comprarnos una Harley cuando nos sentimos ploff.

Nannis

Mariana es mi ojito derecho pero no estoy muy contenta con algunos de sus comportamientos. Entiendo y disfruto de su anarquía, me gusta que sea una mujer rica que se ríe de lo que es, que gasta el dinero como le apetece y sin querer demostrarse ni demostrarle a nadie nada.

Admiro su amor y su locura por los animales. Me encanta que se haya casado enamorada y siga enamorada de su marido y que sea rica de casualidad. Pero hay cosas que no pueden ser.

Mariana Nannis: vale, eres sincera, pero no puedes en un restaurante burlarte de los mariachis delante de todo el mundo. Ya es tarde para enseñarte educación pero si has aprendido a vestirte también puedes aprender a hacer las cosas bien. Simplemente hay que ceder en algún momento. No se puede ser tan antisocial. Hay una patología muy extraña ahí. Ese amor por los animales/ odio por los humanos no es sano.

Pero esta vez la verdadera protagonista del clan fue Charlotte. Su evolución ha sido certera e impercetible. Se ha vuelto rubia, conduce y piensa tener un chihuahua. Su madre aprovecha los caprichos de su hija para gastar en forma de venganza el dinero de su marido. Mariana se burla de ella y no sólo no le importa que se vista como una puta sino que la alienta. Aquí no entro si esto es patológico o no, pero lo que sé es que divertido es un rato. No concibo la vida sin Charlotte Caniggia, devuélvanmela por Dios.


Olivia

Reconozco que me aburría mucho en la temporada anterior. Pero en ésta ha cambiado radicalmente, claro que todo empezó a cobrar sentido cuando descubrimos cómo preparaba minuciosamente las poses, las entradas y los chascarrillos hasta que salían perfectos.

Olivia Valere te pone los pelos de punta cada vez que sonríe. Nunca estuvo tan justificado un destello en los dientes. Quiero tomar el té con ella todas las tardes mientras huelo su ramo de lilliums blancos. Y ya. Un ratito nada más, que es muy cansina.

Mar

Me encantaría saber cómo es la Mar real. No lo sabremos nunca. Pero la verdad se vislumbra a cuentagotas cada vez que la cámara sigue grabando y ella no es consciente. Después de una cita con los fans entre toma y toma se la oyó decir: "No me acuerdo de nada de lo que dijeron".

Me encanta Mar. Nunca sería su amiga pero la adoro. Estaría mirándola 24 horas, quiero espiarla mientras toma el aperitivo, mientras viaja en tren y mientras se compra un bolso.

Mar piensa que el descubrimiento de América fue en 1942 y cuenta que ama profundamente al soso de su marido. Cuando cree que la cámara no la ve lo que dice es otra cosa "Deberían obligar por ley a que cambiáramos de pareja cada cuatro años". Luego en casa, cuando Gabriel y ella estén viendo el programa frente a la tele, ella explicará que eso está sacado de contexto y terminará de rematar la reconciliación en la cama, claro que no antes de beberse un par de vodkas para poder sobrellevarlo.

Mar es una nueva rica con todo lo malo y todo lo bueno. Lo malo es su incultura y su poco saber estar ¿Lo bueno? Su capacidad para disfrutar de todo lo que te da ser rica sabiendo lo que es no serlo en absoluto.

Mar Segura es un icono. No sé si algún día será capaz de salir en la tele sin hacer un papel. Tampoco estoy segura de si la disfrutaríamos tanto si fuera transparente.

Las collado

Podíamos vivir sin ellas, definitivamente.



4 comentarios:

El Malvado Ming dijo...

Y Olivia? Sus miradas asesinas y sus cortes de rollo a cualquiera que se lo estuviese pasando medianamente bien a su alrededor son imprescindibles.

En la próxima temporada (crucemos los dedos para que renueven) espero que incluyan a la novia de Pedro que rica no será pero seguro que tiene unas cuantas cosas que decir sobre la Romanov.

Mer dijo...

Joder, siempre me olvido de Olivia.

El Malvado Ming dijo...

Es muy cansina sí, pero sus dos maridos se merecen un spin off.

Ra está en la aldea dijo...

¡Bravo! Yo creo que la verdadera estrella de esta temporada ha sido el montador del programa. Ya antes hacían maravillas, pero lo de este año en cuanto a elección de planos y música ha sido arte puro. Recordaré para siempre un plano en el que venía el viento, despeinaba a Olivia y sonaba de fondo el rugido del león de la Metro Golden Meyer. Maravilla, encantamiento, fascinación.