31 agosto 2018

El final de Heridas abiertas

Hay veces que vamos a comer a un resturante y todo está muy rico pero llega el postre y es un horror. Es muy difícil que salgamos contentos. Pero otras sucede lo contrario y los primeros platos mediocres se olvidan por un postre espléndido. Cuando es así, siempre, siempre, siempre, el recuerdo del lugar es positivo. Qué difícil es hacer un buen postre, qué difícil es acabar por todo lo alto.

Pues eso pasa con "Heridas abiertas", una serie con un buen piloto (gracias a Amy Adams más que a ninguna otra cosa), pero con unos capítulos intermedios soporíferos, todos iguales, sin sustancia, pero que gracias a su impecable final, siempre estará ahí, en el saco de los recuerdos televisivos válidos y recomendables. 

La serie cuenta la historia del asesinato de dos adolescentes en un pueblo de Missouri donde la gente parece vivir en otra época y el regreso a casa de Camille (Amy Adams), una periodista que escribirá sobre los crímenes y para ello tendrá que enfrentarse con sus demonios del pasado. 

Si hablamos de demonios del pasado con un director como Jan Marc Vallée (Big Little lies), ya sabemos lo que toca: Flashbacks cortitos a tutiplén. Pum, Pum, uno tras otro, corte aquí, corte allá. Me miro en el espejo, veo a alguien, ¡flash! no, que no había nadie. Salgo, entro, portazo... ¡Pum!. Coche, aparco, mirada aviesa, chupito, me subo al coche, veo a  una pationadora ¡Chas! No que no era nada. Todo muy Alan Parker de otro siglo. 




Lidiar con todo esto durante 7 capítulos es jodido pero pensaréis: "Bueno, si había asesinatos, esto será entretenido porque habrá una investigación, habrá un sospechoso, esto será un Whodidit de libro". Pues si os digo la verdad yo no tuve ningún sospechoso hasta el capítulo 7.  La cosa es que la serie no iba de eso. Y el problema es que LA SERIE NO IBA DE ESO.

Si lo único importante es lo que siente Camille con respecto a su pasado, a los traumas creados por Adora, una madre sobreprotectora (Patricial Clarkson) y a su relación con Amma (Eliza Scanlen), su nueva hermana, que cuando no se emborracha con sus amigas patinadores, juega con una casa de muñecas y se viste como si tuviera 10 años...Si es así, entonces disimula un poco. Pon un poco de tu parte para que yo me crea que lo de los asesinatos significa algo, que te interesa algo más que el interior de Camille. Y que vamos en una dirección.

Para sobrellevar este paseo por los rincones más turbios del -pasado de Camille- pueblo, hay escarceos con un detective, que no creáis que hace más que ir de bar en bar bebiendo, hay un sherif que se intuye que ha tenido un affaire con Adora y que no investiga casi, hay entradas y salidas a casas de sospechosos donde no se pregunta NADA. Hay vecinas alcohólicas que rellenan el espacio... y así durante 7 capítulos. Igual la novela de Gilliam Flynn (Perdida) aportaba un poco más de cordura a estas idas y venidas pero sinceramente la imagino igual de coñazo.




Sin embargo llega el final y claro, entendemos que Camille era la protagonista absoluta y que ni el guionista Marti Noxon, ni Jan Marc Vallée tenían ninguna necesidad de apartarnos del camino. Los asesinatos les daban igual. Esto iba de tres hermanas y sólo de ellas. Y lo que más me ha gustado es que Vallée que se había pegado todo el principio mostrando flashbacks (mini flashes) que justificaran el comportamiento actual de Camille, ni siquiera se molestó al final en mostrarlos enteros. Esa supuesta violación, ese funeral de la hermana menor, esos deprecios de Adora, se intuyen pero nunca se muestran más que de manera ínfima. Hasta el capítulo final, Vallé se mantiene fiel a su ritmo y es en el capítulo 8 cuando todo cambia. Cuando desaparecen los flashes y Camille por fin ve la vida con la mirada tranquila de alguien que se ha curado.

(SPOILER)

El capítulo final de Heridas abiertas es espléndido de principio a fin. El sacrificio de Camille para salvar a su hermana, la insoportable escena en la bañera, con una Adora con Síndrome de Munchausen en éxtasis por poder por fin expresar su "amor" envenenando a sus únicas dos hijas, después de haberlo logrado con la primera. También es bonito que Camille sea salvada por su tutor, ejerciendo del único padre que le queda... Y para terminar la aparición en la cocina de la pinza que arrancara los dientes de las chicas muertas.

Todo bastante bien, ni muy rápido ni muy corto y llevábamos 3 capítulos preparando a Adora para lo que iba a venir. Es verdad que no contaron cómo Adora había matado a las chicas pero bueno. Mostrándonos la verdadera naturaleza de esa mujer ¿qué más daba? nos podíamos imaginar cosas terribles. En el juicio, la última vez que Camille ve a su madre, ésta está vestida de blanco. No tiene pérdida. ¿Que podían habernos hecho un resumen? ¿Que podían habérnoslo contado mejor? Ya., bueno, es Vallé... es sutil. Ya está. Todos contentos.

Queda media hora de capítulo. Vaya, esto me interesa, ahora me cuentan la vida de las dos hermanas por fin libres, por fin en San Luis, lejos del infierno.

Amma tiene una amiga nueva que se llama Mae. Están cenando en casa del tutor de Camille todos juntos, como una familia. Parece que Camille va a publicar su primer libro, Mae cuenta que va a ser periodista y Amma tan impertinente como siempre, dobla la apuesta y dice que va a ser presentadora de televisión. Camille observa en ese momento una marca en la mano de Mae. Pone "Call Mama". Está escrito en boli. Camille tiene toda su cuerpo marcado de palabras autoinflingidas y la frase de la amiga de Amma se puede borrar perfectamente con jabón. En ese momento este detalle pasa desapercibido pero es definitivo. 

Al día siguiente Mae desaparece. Camille encuentra en la basura un mini edredón de la casa de muñecas de su hermana y va a colocarlo. Al abrir el techo de la casa, réplica exacta de la casa familiar, Camille observa estupefacta que el suelo de la habitación de Adora está hecho de trozos de dientes de las víctimas de los asesinatos. Cuando Camille sostiene uno de elos dientes con la mano, de fondo entra Amma y dice un maravilloso, cómico, aterrador y contundente: "No se lo digas a mamá".

Créditos. 

Ya no necesitamos más, está todo claro. Pero por si acaso en medio de los créditos hay un caramelo: 5 flashbacks de poquísimos fotogramas cada uno que hay que ver más de una vez para entenderlos, de Amma matando a las chicas con ayuda de sus amigas, las patinadoras. Jan Marc Vallée no podía contárnoslo de otra manera. Tenía que ser así. No podía cargarse todo un estilo sólo por contentarnos. La serie entera estaba contada desde el punto de vista de Camille y la única forma de pasar al otro punto de vista era así. Mínima y rotunda.

La mano de Mae, esa frase escrita en boli es la explicación perfecta. Si Camille, que había sufrido esa infancia aterradora no pudo evitar autolesionarse a base de cortarse cada centímetro de su cuerpo ¿Cómo es posible que Amma no tuviera secuelas? La vía de escape de Amma era asesinar. 

Amma era un acrónimo de Mamá. Lo teníamos todo el tiempo delante. Y al final lo gozamos.

¿Qué la broma nos costó 7 capítulos aburridos y uno magnífico? Sí, qué más da. Estamos en verano.

05 marzo 2018

Oscar 2018

Después de la gran decepción por el triunfo de la mediocre "La forma del agua", sólo nos queda hablar de lo esencial: la alfombra roja, que esa sí que nunca defrauda.

La cara de la mujer de Armie lo decía todo: "Estoy aquí Bitches, no os acerquéis a mi hombre". Le habrán entrado todos los males cuando vio a Gal Gadot tontear con él. Porque la tía tonteó.


Los que me cononcen bien saben que no puedo con Gal Gadot. Esa melena sin volumen me pone muy nerviosa. Carda un poco nena, qué te cuesta.




Con Margot tengo sentimientos encontrados. Estaba preciosa pero Ay... no sé, muy angelical. Eso sí, me dio ganas de ir a la peluquería y hacerme ese corte de pelo ya.




Después, en la Fiesta de Vanity Fair estaba más especial, más brilli brilli que es lo que toca. No sé si le estoy cogiendo manía porque detesto Yo, Tonya, pero seguro que se me pasa con la llegada de su Isabel I de Inglaterra.


No se puede tener más estilazo que Zendaya. Este vestido marrón es una absoluta maravilla. Me dio pena que luego se lo cambiara por el otro, pero ésta está preciosa siempre.



 Jane Fonda siempre guapa, siempre elegante. Siempre joven.


Saorise acertó de pleno con el rosa. Estaba radiante.


Muy pero que muy mal Emma. Siempre estás preciosa, incluso con esto que te has puesto. Pero no puedes ir a los Oscar en plan "Estoy de vuelta de todo, hoy no es mi noche". Un poquito de respeto, un poquito de glamour.


Y en la fiesta posterior, la pifiaste también.


Como hablar de la siguiente sin faltar. A ver, Salma Hayek ¿Tienes espejo en casa? ¿En qué estabas pensando? 

Esta mujer nunca acierta pero este sindios no tiene explicación.


Pero es que luego en la fiesta de Vanuty Fair tampoco lo arregló ¿Qué te ha dado por el Bollywood hija de mi vida?



Sin embargo Salma, la palma a la peor vestida de la noche se la lleva la mujer de Mathew Mcgonoghey que se fue a uno de esos realities de vestidos de novia de Atlanta y se encontró esto en el outlet.


Solo Nicole puede defender esta cosa y hacerla maravillosa. Si estás preciosa, estás preciosa, nena.





Lupita siempre sensacional. A mí dame un dorado y hazme feliz.


Y por eso mi vestido favorito de la noche y la más guapa de todas ha sido Jennifer Lawrence con este Dior de infarto.





Me los llevo a casa y los adopto.


Estoy muy triste porque Greta y Thimothe no hayan ganado su Oscar pero ella estaba preciosa con este vestido amarillo (aunque su collar no molaba nada) y él estaba radiante de blanco. 



La fiesta de Vanity Fair es para lucir tu lado más salvaje. Te quitas el vestidazo y te pones algo loco, un poco más cómodo y más destroyer para darlo todo. De esto Kendall Jenner sabe lo suyo ¿Qué quién es esta mujer? Pues una del clan Kardashian que no me preguntéis en qué punto del árbol genealógico está. Pero si ella no lleva este vestido no sé yo quién lo hará. Aplausos.


Siempre me vuelve loca el look de Emma Roberts, este amarillo de lentejuelas me flipa.


En la fiesta de Vanity Fair Miley ganó.



Elegantísima Allison Williams, me gustaron sus dos looks muchísimo. El del brilli brilli más, porsupuesto.




Y para terminar posiblemente una de las peores de la noche, que al menos lo de Salma brillaba.  
Paz Vega  ¿Qué es esto?




17 enero 2018

Time´s Up sí pero ojo con tocarme a mis ídolos


Hasta Louis CK todo iba bien. Con Kevin Spacey y Harvey Weinsten la cosa parecía clara: demos voz a las víctimas que siempre tienen la razón. Pero cuando uno de esos nombres te cae simpático todo se derrumba y a pesar de nuestro super feminismo, empiezan las justificaciones:

"Sabías donde te metías"
"¿Por qué has ido a su piso si sólo querías charlar?"
"¿En serio? ¿Subes a su coche y pretendes que no se saque la chorra?".



Lo de Louis CK fue el primer jarro de agua fría porque el tipo les pedía amablemente que lo vieran masturbarse. Y pensamos: "Joder, el pobre se lo curraba, eso no es acoso por el amor de Dios". Pero hasta él mismo lo reconoció. Una cosa es pedirle a cualquiera que te mire tocarte y otra es hacerlo desde tu posición de poder. Era un caso de acoso en toda regla. Aún así pensamos: "¿Por qué decirlo en público? Haberle mandado un wattshap. Yo quiero ver más Louie, dejad esta mierda". 




Hace una semana se me rompió el corazón con la noticia de que James Franco también era uno de los acusados de abuso. Pero claro, piensas ¡Es James Franco! Que a nadie se le escapa que el tío no es un santo. ¡Que ese señor se subió a presentar la noche de los Oscar puesto hasta arriba de marihuana!. Lo raro es que te subas a su coche y simplemente te lleve a casa. ¡Que sabes donde te metes!   

Así que ¿Por qué tengo que creerle a una rubita, aspirante a actriz, que no ha hecho más que dos cortos en su vida y que puede incluso estar beneficiándose de este escándalo... que este hombre se aprovechó de su poder sobre ella para que le hiciera una felación?. No tengo por qué hacerlo. Tengo que pensar que no era para tanto, que exageró. Como él dijo: "No fue exactamente así". Que los chicos hacen esas cosas. ¡Que de eso al abuso hay un mundo!

Y llega entonces el comunicado de las francesas, abanderadas por Catherine Deneuve y dice que las cosas se están sacando de madre. Y sus argumentos parecen sólidos. Los americanos son exageradamente puritanos y cuando se les mete algo en la cabeza, a ver quién se lo saca. No se puede llamar acoso a cualquier cosa ¿Y qué pasa con la galantería? Los hombres ya no van a querer tocarnos la rodilla, acariciarnos de soslayo... ¿Qué estamos haciendo? ¿Van a tener que mandarnos un burofax para que sepamos que quieren irse a la cama con nosotras? ¿Un burofax que necesitará una respuesta firmada y sellada con un SÍ como una catedral para empezar a hablar? ¿Nos estamos cerrando a la sexualidad? ¿Estamos tirando por la borda tanto esfuerzo por lograr la libertad sexual? ¿Volvemos a los 70? Todo parece problemático y complejo. Es claramente el comienzo de una Caza de Brujas de la que no se va a salvar nadie. ¿Quién será el siguiente? Me han tocado a mi Louie, a mi James ¿Qué me espera, Redios?
 


Y entonces llega el asunto de Aziz Ansari. Él conoce a una chica encantadora, tienen una cita y ella sube a su casa. Están charlando, pasándoselo bien pero ella da muestras de que no le apetece follar para nada. Él estas señales no verbales ni las ve venir y sigue adelante. La besa, se quita la ropa, le quita la ropa, practican sexo oral. Él sigue besándola pero ella no le responde los besos. Ella le dice que se quiere ir. Él le pide un taxi. Ella se va. Al día siguiente él le escribe que pasó una noche divertida y ella le contesta que no lo fue para nada. 

Lo primero que piensas ante este párrafo es "TÍA, COÑO ¿PARA QUÉ SUBES?". Pero entonces lo ves. 

Y todo cobra sentido.

Hagamos una prueba. Cojamos el párrafo anterior y démosle la vuelta:

"Y entonces llega el asunto de Aziz Ansari. Él conoce a una chica encantadora, tienen una cita y él  sube a su casa. Están charlando, pasándoselo bien y él da muestras de que no le apetece follar para nada. Ella estas señales no verbales ni las ve venir y sigue adelante. Lo besa, se quita la ropa, le quita la ropa, practican sexo oral. Ella sigue besándolo pero él no le responde los besos. Él le dice que se quiere ir. Ella le pide un taxi. Él se va. Al día siguiente ella le escribe que pasó una noche divertida y él le contesta que no lo fue para nada". 

La diferencia entre los dos párrafos es que el primero nos suena muy normal. El segundo nos resulta de otro planeta. No va a pasar. Nunca.

Básicamente porque nosotras podemos estar en un piso con un chico charlando y punto. Entrar en la casa, coche, habitación de hotel de una persona no significa aceptar que va a haber sexo. Es más, puedes querer sexo hasta que el tío diga alguna imbecilidad y se te quiten las ganas. 

El problema es que damos por hecho que la casa, coche, habitación de hotel del chico es LA BOCA DEL LOBO. El problema es que ellos han aprendido que esto es así. El problema es que ellos han aprendido que su ERECCIÓN es definitiva. Si la tienen ya no hay vuelta atrás. "Conseguiste que me empalme tía, eres una calientapollas, ahora tienes que hacer lo que has venido a hacer".

Y todo esto es lo que tiene que cambiar. Quizás no tienen la culpa ni James Franco, ni Aziz Ansari ni Louis CK por siglos de sometimiento. Quizás tenemos que aprender a decir que no. Pero por Dios ¿En serio? ¿En serio hay que decir algo tan desagradable como "Un Alvariño por favor. Ah por cierto! que no me apetece follar"?.

A veces nosotras también hemos tenido la culpa, por jugar  a aquello de "No, no, ahora no, bueno sí, pero poco". Todas lo hemos hecho, les hemos enseñado mal. Pero ellos no deberían ser idiotas. No deberían hacerse los idiotas, Tienen que saber diferenciar entre un "NO PERO SÍ",  de un "NO VA A PASAR NUNCA". No pueden ser tan listos para unas cosas y tan tontos para esto.

Todas estas mujeres se han sentido humilladas, todas han vivido estas situaciones sin querer y por razones que se les escapan (miedo, shock, admiración, angustia). Pero lo han vivido y deben decirlo. Para que una habitación deje de ser una BOCA DEL LOBO. Para que seamos por fin, iguales.