27 marzo 2012

Touch y otros números

Lo siento mucho, últimamente estoy aquí y allá con mis incontables personalidades en cada una de las redes sociales... cambiando contraseñas, identidades, pestañas... Me siento como Sidney Bristow en Alias que si peluca amarilla, que si peluca azul. Pero he vuelto a mi blog del alma aunque sólo sea para soltar una serie de ideas sin ton ni son.

Número 1:

Ayer se estrenó en Antena 3 "Número1" un programa blanquísimo sin más atractivo que ver a gente cantar en un escenario mientras Miguel Bosé se queda dormido. Miguel Bosé parecía emocionado durante los primeros castings, pero yo tengo otra teoría: yo creo que antes del estreno decidió quitarse las bolsas de los ojos, y le quitaron tanto que allí no había ni lagrimal en donde apoyar la gota, por eso le salían a borbotones. Estaba como perdido y aburrido, intentaba cantar las canciones pero no se sabía ninguna letra, eso sí, movía la boca porque debía parecer que las sentía. 

Un talent show debería diferenciarse del resto, pero eso parece que a España se la trae al pairo. Número 1 le robó casi 5 puntos a Tele5, por lo que queda bastante claro que es verdad que somos un país blanco y familiar. Pero digo yo que se pueden hacer cosas blancas y familiares con un poquito más de gracia, como el estupendo "Me suena tu cara" que funcionaba como un tiro.

Yo ayer estaba entregadísima al culebrón Pipi-Pepe-Sergio. Y soy fiel hasta la muerte a Mercedes Milá. Pero como tengo TIVO me lo grabé todo. Hasta la final de Quién quiere casarse con mi hijo que la vi en FF porque una tiene paciencia hasta cierto punto.

Touch:

La sombra de Lost es tremendamente alargada y el intento por llegar a idear algo parecido está a todas horas en cada cabecita creativa de Hollywood. El homenaje de Tim Kring aquí es tan claro que marea. Primero tenemos la ecuación de Fibonacci, que es esa ecuación que se puede encontrar en cualquier fenómeno natural, como la estructura de los pétalos de una rosa o la concha de un caracol. Para que nos quede claro, nada más empezar nos lo explican y lo que nos quieren decir es: "Esto no es Lost chicos, se van a repetir unos números, pero mirad, están relacionados con el orden de la naturaleza, con el destino, utilizamos una ecuación: Fibonacci, sí, con b y doble c y el resultado es el número aureo: 1,618....¿Escuchó el de la última fila?".

Al homaneje hay que sumar dos elementos más: Uno de los personajes juega a la lotería con esos números.  El actor que interpreta a ese personaje es nada menos que Titus Welliver.

 
Pero aquí por favor todo clarísimo desde el principio, asegurémonos de que nadie llore al final. La serie nos gana durante los primeros 5 minutos con un niño encantador que habla en Off, porque en On no dice ni pío. Es autista y será el encargado de solucionar los problemas de la humanidad. Él no habla pero va dejando pistas y su padre, que es Kiefer Sutherland, será el encargado de salvar al mundo, como siempre.

Así que estamos en un Lost en temporada 6 en el que los personajes se van encontrando porque una mano milagrosa los junta y todo es como un gran batiburrillo donde esta vez se respetan los idiomas y el iraní se subtitula y de pronto el mundo es mejor.


El problema de una serie como ésta es que lo que le pase a la gente que viaja de Tokyo a Nueva Delhi y pierde su móvil, e intercambia la maleta... a nosotros nos importa un pimiento.Y esto pasaba un poco con Person of interest (¿Existe alguien en el planeta que la haya visto?). Vale, va a pasar algo muy tocho pero ¿A quién? ¿y  por qué debería importarme?. Creo que me lo voy a pasar mejor si explota esa bomba que me prometes.

En 24 Jack Bauer lucha contra una amenza para salvar a unos cuantos indefensos. Hay 4 elementos que no pueden faltar para que nos quedemos pegados al sofá desde el capítulo uno: 

1) La víctima (la hija de Jack está dando vueltas por la ciudad desde el minuto uno).
2) El motivo (El futuro primer presidente negro en la historia de la humanidad va a ser asesinado).
3) El héroe (queremos ver a Jack hacerlo bien).
4) El malo (siempre hay un tipo trajeado -e irakí, sí, qué le vamos a hacer- que nos cae mal y queremos verlo morir).

A Touch le faltan 3 de estos elementos pero la sombra de Jack Bauer también es muy alargada y yo confío en mi Kiefer.

Ah! y voy a terminar diciendo que la semana pasada pillé de casualidad "The end" en Cuatro, que me lo vi entero y lloré incluso más que hace dos años.