18 marzo 2011

Por qué odio Glee


Bah, no la odio, era para captar su atención. No puedo odiar una serie que me ha dado tanto placer, pero la verdad es que ¡no la soporto!

El otro día viendo el 2x14 Blame it on the alcohol me di cuenta de todo. Lo que me estaba interesando era todo aquello que pasaba fuera de la clase de canto. Me gustaba verlos borrachos en la fiesta, haciendo cosas diferentes a lo que suelen hacer que es llorar y quejarse de quién sabe qué. Así que llegué a una conclusión terrible: En Glee sobran los números musicales.

Me dirán ¡Pero entonces quieres otra serie! No! Quiero los números musicales pero su uso ya no puede ser el mismo. Ha pasado el tiempo, se supone que los chicos ya no necesitan demostrar nada, ya no son unos nerds. Eso de "Cantar para que el mundo nos acepte" es HORRIBLE. Ya no hace falta justificar el musical.



De todos modos hay algo que me saca mucho y que es más determinante para mí que todo lo demás. No soporto el sonido de las canciones. Esas voces de estudio tan perfectas, me sacan de quicio. Y ellos siempre gesticulando tanto... Entiendo que las canciones no se puedan cantar en vivo, pero hay otras maneras de hacerlo, con otro sonido, que parezca más natural ¡yo qué sé! Por ejemplo Gwyneth Paltrow canta y me la creo más, no se pone a hacer monerías y su voz casa bien. La voz de Rachel me agota mucho y esas caras de "como me estoy creyendo esta canción", pff...

La elección de las canciones ya es un tema personal. Lo que me jode es que se jactan de haber pasado de clásicos ochenteros a temas actuales y creo que no tiene sentido ninguno. Que te canten lo mismo que 2 minutos después puedes escuchar en original en MTV no tiene gracia. Que tampoco versionan con un estilo muy personal. Quitando dos excepciones, es todo más bien un calco. Pero bueno, supongo que habrá sido porque la masa de jóvenes gritaba en los foros cosas como ¡Más Rihanna y menos Journey!



Desde luego la presencia de Gwyneth ayuda, pero es inevitable preguntarse por qué. ¿Ilumina el espacio donde aparece? Yo creo que no. Por más maravillosa que sea una actriz, es imposible que todo ese subidón lo de su sola presencia. Yo creo que el personaje es estupendo, pero creo también que en los dos episodios en que Gwyneth ha aparecido han pasado cosas.

Desde hace ya algún tempo, en Glee prácticamenteno no pasa nada. ¿Cuántas veces hemos visto a Will ir detrás de la psicóloga y que ella le diga que no? ¿Cuántas veces Sue ha intentado sabotear al grupo? ¡Que como running gag mola! Me parece perfecto, es la némesis malvada pero el grueso del capítulo no puede ir de que Sue planea desestabilizar al Glee Club, porque los capítulos se vuelven fotocopias.

Los personajes nunca han tenido ninguna entidad y no emociona nada ver a Finn enamorado de una o de otra. Es que da todo igual. Por más que me canten lo maravillosos que son y los sentimientos que tienen ese trabajo lo tenían que haber hecho antes. Se preocuparon demasiado por mostrarnos a Kurt y se olvidaron de los demás. Ahora ya es tarde.




Ah... Kurt... esa es otra. Se fue al cole de ricos (por cierto, maravilloso el gag del 2x16 Original Song en el que uno pregunta pero ¿Es una escuela de gays?) y perdió todo su encanto. El lider del grupo es lo más histriónico, feo e insoportable que ha dado la serie. Hemos visto a Kurt, que es el personaje favorito de casi todos, durante 10 capítulos sentado y haciendo coros con cara de pena mientras las locazas de sus compañeros daban volteretas a su alrededor. Nadie se merece eso.


Las únicas que habían evolucionado y pasaron de ser prácticamente extras sin frases a reinas absolutas de la serie fueron Britney y Santana, pero sinceramente me asquea el giro que les han dado en los últimos capítulos. Se están cargando lo poco de comedia que tenían.

¿Y esa gorda? No es que me preocupe que sea gorda, es que no se puede ser peor actriz. Y más o menos todo es así, impostado, porque Glee se ha levantado como esa serie maravillosa que está a favor de los obesos, de los gays, de las lesbianas, de las frígidas, de las síndrome de Down, de los paralíticos, de los coreanos, de los negros... Pfff y prometía irreverencia.

Me gusta cuando veo a los profesores en los pasillos, cuando el jurado de las regionales empieza a decir sandeces. Me gusta cuando Rachel decide hacer una fiesta, me gustan los chistes, me gustan las frases de Sue. Me gusta cuando es ácida, pero no se puede ser ácida y a los dos minutos cantarle a los niños con cáncer. O todo o nada.

Para mí la Glee ideal tendría que ser una sitcom de veinte minutos. Cuarenta son demasiados y cuando sobra la mitad es que nada está bien. La maquinaria se ha roto y por lo tanto se puede arreglar, que estamos hablando de gente inteligente y potencial hay de sobra. Pero no se puede abarcar todo, querer contentar a todos. Hay que saber elegir, es la única manera de evolucionar.

15 marzo 2011

Mad Men, esperando la quinta


Spoilers de todo lo emitido hasta ahora.


Por razones ajenas a la lógica no hemos podido llevar esta serie al día. Pero por fin, ayer, terminamos de ver la cuarta temporada.

Mad Men tiene muchísimas virtudes pero yo me quedo con una: es una serie que jamás pierde el tiempo en explicar qué les pasa a sus personajes. Podemos imaginarnos qué es lo que lleva a Betty a actuar de la manera en que actúa, pero gracias a Dios ellos nunca lo verbalizan, porque Mad Men es, más que ninguna otra cosa, una serie que explota el concepto de elegancia.

Mad Men habla de la búsqueda de la perfección y de la pérdida de la inocencia. Habla de los cambios, del poder, de las mujeres y de los sueños. Y no se me ocurre mejor manera de explicarlo que resumiéndolo en tres partes.


El abrigo azul.


El trabajo de dirección artística y vestuario de la serie es fascinante: la disposición de los colores en el plano, la tonalidad de cada personaje, de cada espacio, de cada época.

Un ejemplo perfecto es el del abrigo azul de Betty, que lleva puesto siempre en los momentos determinantes. Digamos que es la melodía de su historia de amor con Don.

Va vestida con él cuando se entera de que Don la engaña en uno de los grandes capítulos de la serie, el 01x13 "The Wheel". Su amiga Francine le cuenta desesperada que ha revisado la factura telefónica de su marido y al llamar a uno de los números repetidos comprueba que le es infiel. Y Betty, como no, hace lo mismo. Sólo que al llamar, quien descuelga es su psicólogo. Es el colmo del engaño, su marido no sólo le pone los cuernos sino que le roba su intimidad.


Lo lleva puesto también cuando descubre la verdadera identidad de Don y toma la decisión de abandonarlo en el gran capítulo de la tercera "The gypsy and the Hobo".


Y como no, cuando descubre que su marido se ha enamorado y comprende que ese es realmente el final de su historia de amor.


Es lógico pensar que a partir de ahora no lo llevará, aunque yo tengo esperanzas de soñadora compulsiva. No puedo vivir sin Betty, aunque a veces quiera matarla.

Y todo termina en la cocina, claro. El lugar en el que empezó la tristeza, donde siempre lo esperaba, fumando y decidiendo qué decir esta vez. O mejor, qué no decir.


Quizás sea su necesidad de conseguir el marido perfecto, la hija perfecta, la vida perfecta. La cosa es que es imposible que Betty Draper encuentre la felicidad.


La espera:

"The gypsy and the Hobo" es el capítulo en que Betty por fin descubre la caja secreta de Don. Allí está toda la información sobre la suplantación de identidad de su marido y la verdadera historia de la familia. Ella ha ido a pasar el fin de semana fuera, pero decide volver antes, estropeando así el viaje que había planeado Don con su nueva amante. Don llega a casa y tiene que hacer frente a Betty, que le pide explicaciones y le obliga a contar, por primera vez, toda la verdad.

Todo esto ya de por sí es bastante amargo, pero además, la situación se vuelve inquietante, porque la amiga de Don está todo el tiempo en el coche, esperando. Y esto le da a toda la secuencia una sensación de incertidumbre inusitada. No hay comportamiento de Don que no resuene a todos los niveles. Si hace feliz a alguien, automáticamente, hace daño a otro.



Peggy:

Nunca un personaje nos había dado tanto. ¿Quién recuerda a la Peggy de la primera temporada? Ese flequillo ridículo, esa inocencia.



Peggy consigue poco a poco llegar donde quiere y donde merece. Y el momento cumbre es en el mejor capítulo de la serie: el 04x07 "The suitcase".

Es su cumpleaños, su novio ha planeado una cena sorpresa con toda su familia. Pero Don la necesita, hay que buscar ideas para la nueva campaña de Samsonite, una maleta a prueba de golpes. El concepto es "la fortaleza". Esto la lleva a discutir con su novio y a mandarlo a freir espárragos. Ya no la ata ni él, ni su familia ni la cena. Así que trabaja con su jefe toda la noche. Incluso deciden salir de allí, van a cenar, a beber y Don se derrumba. Al volver a la empresa está completamente borracho. Consigue sostenerse gracias a Peggy que lo acompaña hasta el baño.

Y entonces aparece el plano que quizás defina la serie. Peggy duda, no sabe qué hacer, durante un segundo piensa dónde entrar ¿Mujeres u hombres? Y juntos entran en el baño de los hombres. Es la pérdida absoluta de la "virginidad" de Peggy. En ese momento se convierte en un "Mad Men".



Este momento del ascensor, que sucede al final de la cuarta temporada lo resume todo. En él conviven los 3 tipos de mujeres que todo este tiempo nos han mostrado. La secretaria eficiente, la ejecutiva media y la mujer triunfadora.

Las tres sufrieron lo suyo para llegar dónde están. Las tres lo dejaron todo, perdieron oportunidades, hijos, maridos. Pero son libres. Eso sí, como dijo la doctora hay algo que siempre se repite, época tras época, aunque todo cambie, todas en el fondo quieren formar una familia y encontrar el amor.


Es posible que Don haya conseguido la felicidad con su secretaria. La escena del desayuno en Tomorrowland es la clave: Es sólo un batido. A veces las cosas deberían ser así de simples. Otra cosa es que Don Draper sepa lidiar con tanta paz.


11 marzo 2011

Sálvame

Hace años que quiero escribir esta entrada pero me faltaba un detonante, que por fin llegó hace dos días.

Esta semana Sé lo que hicisteis intentó ridiculizar Sálvame diario haciendo una parodia y quedó en evidencia, dejando claro que hacer 4 horas de directo diario es dificilísimo e improvisarlas es prácticamente imposible. Hay que ser muy ignorante y no entender nada de televisión para deducir que un Sálvame consiste simplemente en comer y gritar. Y hay que ser muy inepto para parodiar una parodia. Pero éste ha sido siempre el error general del programa de La Sexta, que criticaba todo por igual, sin poner límites, sin entender tonos ni formatos y claro, los errores se pagan perdiendo más del 6% de share.

No sé si por la presencia de Jorge Javier Vázquez o por una decisión general, pero Sálvame diario siguió los pasos de Aquí hay tomate, eso no se le escapa a nadie. Programas como Mamma mia, Qué me dices y Aquí hay tomate revolucionaron el mundo del corazón tratándolo desde el humor, pero el tomate fue el primer programa del corazón tratado desde la parodia, introduciendo el concepto de "noticia teaser", una noticia que nunca llegaba porque la resolución no existía y todo se quedaba en el enunciado. Un enunciado que sostenía el programa de principio a fin con títulos sobreimpresos y música terrorífica. Los personajes del tomate no tenían por qué coincidir con los de un Corazón de primavera, había más frikis, más chonis de Ambiciones, más folcróricas y ni rastro de una Preysler.

Sálvame diario se creó en ese tono, pero además se tomó una decisión magistral: hacerse con un grupo de colaboradores que por sí mismos sirvieran de contenido.

El programa no necesita más, todo está dentro. Es endogamia a prueba de balas, no necesita divorcios, muertes, bodas, ni exclusivas. De cuatro horas de programa hay 15 minutos en que se habla de "famosos externos" y a veces ni eso ¿Qué me importa cuánto le tiene que pagar Espartaco a Patricia Rato? Quiero saber por qué Lidia no invitó a Kiko a su cumpleaños.

Sálvame va creando sus propios contenidos a diario. Una frase que de casualidad dice Rosa Benito a diez minutos del final, sirve para crear contenido durante los tres días posteriores, porque su yerno contesta en otro programa. Su yerno, o sea, NADIE. Pero como espectáculo es válido. Quizás la cosa no de para una semana entera, pero no importa, ya surgirá otra frase, o un plato se caerá accidentalmente causando una heridita en el pie de una colaboradora y con eso habrá suficiente para otra hora y las consecuencias de esas discusiones provocarán dos horas más, tres horas más... todo queda en casa. El exterior no importa. Lo que haga Leticia nos importa una mierda, pero la manera en que Peñafiel habla de ella es la que interesa.

Sálvame diario ha revolucionado la televisión porque no es un programa del corazón, es un reality televisado diariamente durante cuatro horas. Y esto para cualquiera puede parecer sencillo y estúpido. ¿Acaso Gran Hermano no son 24 horas de reality? Sí, pero en una semana hay 60 minutos escasos de situaciones dignas de ser emitidas. El resto son siestas y conversaciones triviales.

Pero de todas estas cosas lo que a mí realmente me fascina del programa es su capacidad para dilatar el tiempo televisivo, para hacer que algo que podría contarse en 30 segundos dure 20 minutos.

Desde que el programa dura dos horas más, la estructura ha cambiado. Antes se sentaban directamente en las mesas, pero ahora se sientan sobre las 5 y cuarto. El programa empieza a las 4. Digamos que todo lo importante sucede de 5 a 7. Durante esa primera hora presentador y colaboradores tienen que cuidarse de no decir nada trascendente, básicamente no hay guión, no hay noticias, ni siquiera promesas de noticias, sólo relleno. Un relleno impensable con otros protagonistas. Como en todo reality el carisma de cada uno de los integrantes es lo único importante. Y da igual lo que digan importa el cómo, importa el quién.

Para salvaguardarse, por si acaso vinieran tiempos de sequía, se sacaron de la manga una jugada maestra: "La caja deluxe", que sirvió para confirmar que son ellos y sólo ellos los que importan.

Sálvame es el primer reality mundial que lleva años en Antena y donde ninguno de sus protagonistas es nominado. Pueden molestarte los contenidos, puedes reirte o estar hasta el gorro de tanto grito, pero si llamas a esto telebasura es que no entiendes nada.