23 mayo 2006

Intercambio de esposas

Todo el mundo debería cambiar de familia al menos una vez. Yo necesitaría un poco de campo, algo profundo, para solucionar mi problema de compra compulsiva. Podría recoger manzanas y hacer compota y la que se cambie conmigo tendría que pasar la mañana recorriendo la blogosfera y la tarde recorriendo todos los H&M de Madrid para ver si hay algo diferente en alguno.



Esta idea tan divertida a los de Izquierda unida les ha parecido horrible. Hace unos meses solicitaron la retirada de la programación de Telemadrid de Intercambio de esposas (versión cañí). La web de telemadrid es un suplicio y no me veo con fuerzas de comprobar si sigue o no en parrilla. Yo su versión nunca la vi.

Izquierda unida dice que el programa da una imagen sexista y retrógrada de la mujer. ¿Y esto que tiene de malo? Yo lo veo estupendo. El programa americano está lleno de parejas machistas. Ella cuida de los niños mientras él trabaja y los dos están de acuerdo en que el trabajo del hombre está muy por encima del trabajo de la mujer. Él no es capaz de barrer la cocina ni de lavar un plato ni de preparar una cena. Pues que quieren que les diga, que haya una nueva esposa que lo diga, lo muestre e intente cambiarlo me parece buenísimo. Porque eso existe. Está ahí. Y hay que verlo y enseñarlo.

El programa original consiste en lo siguiente. Se intercambian las esposas. Cada una llega a su nueva casa, que está vacía y lee las normas, lo que suele hacer la esposa a diario y sus obligaciones. Llegan los maridos, se presentan, se conocen y comienza la nueva vida. Pero a la semana las nuevas esposas cambian las normas de la casa y revolucionan la familia a su conveniencia.

En la versión americana hubo un intercambio entre una pareja convencional (ella ama de casa y él trabajador) y una pareja de mujer trabajadora y marido amo de casa. Y se intercambiaron las mujeres claro. La nueva esposa del amo de casa no hacía más que buscarle trabajo ¡¡¡eres un hombre!!!¡¡¡ Como no se te cae la cara de vergüenza de no trabajar!!!! ¡¡¡Los hombres de verdad trabajan!!!!

Pero casi siempre ganan los buenos, y los retrógrados descubren que hay negros, gays, y amos de casa… y que son personas estupendas. Bueno, a veces les cuesta llegar a estas conclusiones.

Recuerdo aquel programa en el que intercambiaron a un clon de Condoleezza Rice (física y mentalmente) con una madre lesbiana que vivía con su pareja. Pues bien. Tenían que ver la cara de la ultra conservadora mientras comprobaba que en aquella casa no había fotos de hombres. La mujer intentaba hacer un puzzle mental y todos los resultados le salían fatal.

El ama de casa lesbiana hizo muy buenas migas con el marido de Condoleezza. Él descubrió que las lesbianas son personas y no como le hacía creer su mujer. Pues bien. Cuando todo acabó y por fin Condoleezza volvió a su universo de Pin y Pon lo primero que le preguntó a sus hijas fue “¿Tuvisteis miedo? ¿Os tocó?”.

Hay cosas que no tienen arreglo. Pero es bueno que alguien lo vea. Y le repugne. Así a lo mejor relacionando caras, cambia el voto.

Me encanta cuando mezclan defensores de los animales con cazadores furtivos. Hippies con maniáticas de la limpieza. Compradoras compulsivas de papel higiénico con expertas en ahorro. Yo no digo que esto sea televisión de calidad. Soy consciente de que es basura pero podría ser peor. La lucha libre ¿es peor no?

En España se hizo un programa como éste pero sin sexismos, para no molestar a nadie. Se llamaba Préstame tu vida. E intercambiaban gente. Daba igual que fueran mujeres u hombres.

El programa lo presentaba Ana García Lozano que es esa mujer que llena la pantalla de credibilidad. Si esa mujer hubiera presentado Hay una carta para ti, hubiera sido un programa elegante. Es la preysler de la tele.


En uno de los programas la actriz porno Anastasia (que por cierto ahora se operó las tetas -y eso que su baza era la imagen de niña-, engordó y se oscureció el pelo) se iba a un pueblo de Toledo. Allí. Solita. A convivir dos semanas con una familia y a lidiar con el pueblo entero. Mientras que la de toledo que era carnicera tenía que convivir con las pornostars en Barcelona.



Pero la diferencia entre este programa y el americano es que aquí lo que se defendía era una identidad. Y esto no es lo mismo que ser más o menos ahorradora o más o menos guarra.

Este programa dejaba en evidencia la desaprobación ante el cambio, ante las ideas contrarias, ante lo desconocido. Y eso, aunque duela, es lo que pasa cada día en este país.

En otro programa un siniestro que emulaba a Robert Smith, tenía que vivir también en un pueblo a cambio de un marido machista que iba a compartir un piso dejado de la mano de dios lleno de crucifijos y de imágenes diabólicas. Al final se llegaba a la conclusión de que por mucho que se maquille un hombre, sigue siendo un hombre y que por mucha cruz invertida que se lleve, uno no deja de ser cristiano.

En fin… un despropósito de malos sentimientos, donde nadie ganaba nada. Excepto la certeza de saber que no hay vida mejor que la de uno.

3 comentarios:

SisterBoy dijo...

A mí me gusta más el programa americano porque se presta más a cambios sugerentes y sobre todo porque los americanos son todos y cada uno de ellos actoes natos.

Recuerdo el de Condoleza Reece, que mujer tan asesinable

Anónimo dijo...

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